viernes, 3 de enero de 2014

El PARQUE SENDREA EN ORITUCO



El PARQUE SENDREA EN ORITUCO

Carlos A. López Garcés
Cronista de Altagracia de Orituco


            La municipalidad del otrora distrito Monagas del estado Guárico construyó un parque en Altagracia de Orituco, con el fin de honrar la memoria de monseñor doctor Felipe Neri Sendrea, por iniciativa del Dr. Pedro María Arévalo Cedeño(1). No está claro cuándo surgió esta idea ni cuándo fue ejecutada. Sin embargo, es factible suponer que ya había sido “construido” en el cuarto trimestre de 1927, porque está mencionado en dos fuentes confiables que datan de aquellos días, una de las cuales es la partida de defunción de Ana Álvarez Pérez, quien tenía 25 años de edad y era soltera cuando falleció a las seis de la tarde (6 p.m.) del 15 de octubre de 1927, en el parque Sendrea (sic) de Altagracia de Orituco, a causa de enfermedad mal definida(2); la otra fue fechada el 10 de noviembre de 1927, cuando el Concejo Municipal monaguense, presidido por el Dr. Pedro María Arévalo Cedeño, acordó la construcción de la avenida Fernando Acosta en Altagracia de Orituco, para lo cual ese parque fue uno de los sitios de referencia, según el primer artículo de aquel acuerdo que dice así:

            “Art. 1°. Constrúyase una avenida en la extremidad occidental de la calle           ‘Ilustres Próceres’, de esta ciudad [Altagracia de Orituco] que, partiendo del parque            ‘Sendrea’, termine en las últimas casas de la citada calle.”(3)

Es pertinente aclarar que las últimas viviendas de la calle Ilustres Próceres estaban próximas al cruce de esta vía con la Julián Mellado (otrora  calle de la Rehabilitación), en la llamada antiguamente esquina de Toledo, cuyo nombre derivó del apellido de la familia que habitaba la casa donde ahora está la capilla del Carmen. Esa avenida tenía por objeto “…honrar la memoria de Don Fernando Guillermo Acosta Paz Castillo, defensor de los ejidos de esta ciudad [Altagracia de Orituco] y propulsor del progreso de la comunidad”, según lo dicho en el artículo 2° del acuerdo precitado. Habían transcurrido seis años y medio del fallecimiento del obispo Felipe Neri Sendrea, para el momento de aquel acuerdo; su deceso ocurrió el 9 de mayo de 1921.

Para la hechura del parque habría sido dispuesto inicialmente un terreno ubicado en el barrio La Playera, entre las calles Pellón y Palacio e Ilustres Próceres, donde, al parecer, aún permanecía en diciembre de 1932 o al menos ese espacio era identificado todavía con ese epónimo, de acuerdo con la deducción que puede hacerse de un primer cartel de remate, publicado en el periódico El Grillo, que circulaba entonces en Altagracia de Orituco y en cuyo texto está mencionado el “Parque Sendrea”.  Esa publicación dice lo siguiente:
             Primer Cartel de Remate. Estados Unidos de Venezuela.- Estado Guárico.-       Juzgado del Distrito Monagas.- Altagracia de Orituco: 3 de diciembre de 1932. 123°   y 74°. SE HACE SABER: Que por comisión del Juzgado de 1ª Instancia de este        Circuito Judicial, en el Juicio Ejecutivo intentado por Benigno Delgado contra Tito      Orosco [sic] Jiménez e Iginio Rafael Yerena, se venderá en remate judicial, en su          oportunidad legal, una casa propia para habitación de familia y con departamento para comercio, con armadura y mostrador, la cual está situada en esta ciudad,      dentro de los siguientes linderos: Norte, casa que fué [sic] de Francisco Ojeda, hoy      de Alejandro Carías; Naciente, casa que fué [sic] de Joaquín Zanotty, hoy de       Fernando Machado García; Sur, que es su frente, la calle ‘Pellón y Palacio’, en             medio y ‘Parque Sendrea’, al frente y Poniente, calle llamada ‘La Playera’. Dicho   remate versará sobre la propiedad para con su producto pagar al demandante             cantidad de bolívares y las costas de esta ejecución. Los demás informes se darán        oportunamente. El Juez, J.F. GARCIA SARMIENTO. El Secretario, Pedro V.        Coronado.”(4)
No hay datos conocidos ni confiables acerca de las características del parque Sendrea en ese lugar, de donde fue mudado, en días imprecisos todavía y por razones desconocidas, a un lugar ubicado en el ángulo sur-oeste del cruce de las calles José Martí y Julián Mellado, diagonal con la plaza Bolívar, donde está situado desde hace más de sesenta años. Este espacio estaba ocupado por vegetación baja o arbustos en el año 1902, según puede observarse en una fotografía del genial Henrique Avril, publicada en la revista El Cojo Ilustrado  que circuló en  Caracas el 1° de septiembre de 1902(5).
El parque fue construido en este nuevo sitio sobre una superficie rectangular de trescientos ochenticuatro metros cuadrados (24 m X 16 m = 384 m²), aproximadamente; a mediados del siglo XX tenía las siguientes características: una avenida perimetral y dos transversales, en cuya intersección, que era su centro, estaba colocado un busto de granito de monseñor Felipe Neri Sendrea sobre un pedestal; varios bancos dispuestos simétricamente en las avenidas transversales; cuatro jardines circunscritos por las avenidas, donde resaltaba un pino Caribe en cada uno de ellos, amén de arbustos y otras plantas ornamentales; cercado con barandas de algo menos de un metro de altura, fabricadas con concreto como las avenidas, el pedestal y los bancos;  tres vías de entrada y de salida, de paso restringido por dos cadenas de hierro respectivamente, que pendían por sus extremos de ganchos específicos para ello, con lo cual se impedía la entrada de burros, caballos, vacas, etcétera, que entonces deambulaban por las calles altagracianas con mucha frecuencia, sobre todo en horas nocturnas; estas cadenas fueron retiradas años después, cuando ya el tránsito de esos animales había disminuido considerablemente. 
El parque fue modificado en el primer semestre de 1964, por decisión del Concejo cuando el bachiller Alí de la Cueva ejercía la presidencia de ese órgano municipal, de acuerdo con nota publicada en la página 4 del periódico orituqueño Topano N° 3, correspondiente al mes de julio de ese año, en la cual puede leerse:
            “El Concejo Municipal, que tenía más de un lustro de letargo, al fin ha    despertado bajo la dirección de su activo Presidente, Br. Alí de la Cueva, y es así       como ya ha construido un parque infantil, diagonal con la esquina sur-oeste de la       Plaza Bolívar…”(6)
Sin dudas, el comentario precedente está relacionado con el parque Sendrea; lo indica la ubicación con respecto a la plaza Bolívar. Entonces lo convirtieron en parque infantil, mediante la instalación de equipos de sube y baja, un tobogán, columpios, una rueda giratoria y varios bancos de hierro con listones de madera atornillados; además: eliminaron las avenidas y la cerca, que eran de concreto; talaron los pinos, quitaron los jardines y sembraron perimetralmente algunas plantas ornamentales pequeñas; dejaron el piso de tierra, recubierto con piedra picada suelta; instalaron luminarias nuevas y lo cercaron con una malla metálica, de alambre galvanizado, marca Alfajol, sostenida por arcos de metal(7). El busto de Sendrea aún existía en el parque en junio de 1967, pero desapareció, lamentablemente. El escultor y pintor calaboceño Martín Leonardo Funes fue el autor de esa apreciable obra escultórica(8).
El parque fue objeto de nuevos trabajos de remodelación varios meses más tarde. Los implementos de diversión infantil y la cerca metálica fueron retirados; le rehicieron las avenidas y los jardines internos; le instalaron nuevos bancos, nuevos postes y nuevas  luminarias; le reconstruyeron el pedestal, pero estuvo sin busto por largo tiempo, hasta que fue instalado uno de bronce de origen desconocido; le construyeron dos paredes de tres metros de altura aproximada, una al sur y otra al oeste, para delimitarlo de las casas vecinas; lo cercaron con jardineras bajas, donde sembraron plantas ornamentales pequeñas, que fueron dañadas por algunas personas que acostumbraban sentarse en estas jardineras, donde lanzaban semillas de mamones recién degustados, lo que ocasionó el nacimiento y desarrollo de varios de esos árboles allí, los cuales proporcionaban agradable sombra que era aprovechada por los visitantes; sin embargo, las jardineras se dañaron como consecuencia del engrosamiento de los tallos de aquellas plantas frutales. Así se mantuvo durante varios años, hasta que, acaso en 1997, cuando el alcalde era Eusebio Dager Boyer (El Negro) y con la coordinación de Próspero Julián Infante Marrero a nombre de una modesta empresa contratista, fueron ejecutadas labores de reconstrucción del parque, que incluían: renovación de avenidas, jardines, bancos de concreto, postes, luminarias, plantas ornamentales sin inclusión de arbustos; tala de mamones y sustitución de jardineras perimetrales por aceras para facilitar el paso directo por cualquiera de sus dos lados (norte y este). Lo curioso fue que las placas de mármol con datos identificadores del epónimo estuvieron desaparecidas muchos años; solo apareció una que fue reinstalada, supuestamente, en 2011, cuando la alcaldía estaba representada por la doctora María Chacín. En esta placa dice, sin identificar al personaje: “Nació en los Puertos de Altagracia, distrito Miranda, estado Zulia, el 27 de septiembre de 1844”(9). La otra, donde estaba tallado el nombre de Felipe Neri Sendrea, no fue posible encontrarla; al parecer, la dañaron cuando la desmontaban; tampoco ha habido la oportunidad para sustituirla (hasta la fecha de revisar estas notas en diciembre de 2013).

El parque Sendrea ha sido tradicionalmente un lugar de diversa utilidad para la población altagraciana. Servía de pista de patinaje a jóvenes adolescentes, sobre todo en temporadas decembrinas de la sexta década del siglo XX, cuando los más expertos demostraban sus admirables habilidades de excelentes patinadores, como lo fueron, por ejemplo, Isidro Leobaldo Osío Carpio (alías El Negrito Osío) y Miguel Aguilar, quienes, afanados por competir sanamente entre sí, desarrollaban mucha velocidad sobre sus resistentes Winchester metálicos y la aprovechaban para hacer distintas piruetas, por lo que convertían esa competencia en un espectáculo sorprendente. Algunos estudiantes del Liceo Ramón Buenahora lo utilizaban durante las noches en jornadas preparatorias para la presentación de exámenes mensuales, parciales, finales y/o de reparación, que debían rendir satisfactoriamente como requisito académico. Se conserva todavía como sitio de tertulianos, con la participación de intelectuales, políticos y otros interesados en el intercambio de saberes, amén de mantenerse como punto de referencia para encantadores encuentros amorosos y como “testigo inerte” de frustrantes desencuentros pasionales.   

Llama la atención que el terreno que ocupaba el parque Sendrea en La Playera permaneció durante muchos años sin tener otra utilidad colectiva distinta a la de servir regularmente como cancha improvisada de bolas criollas, donde se reunían lugareños a “pasar el rato” practicando ese juego a la sombra de varios árboles frondosos crecidos allí (ceibas, caros, etcétera). Así fue hasta la última década del siglo XX, cuando el Concejo lo destinó para la construcción del parque Manuel Ríos.


REFERENCIAS Y NOTAS
(1) SOSA: Topano. Año I – N° 10. Altagracia de Orituco, mayo de 1965, p. 1. IBÍDEM: 1991, p. 7.

(2) R.C.M.J.T.M.: Partida de defunción de Ana Álvarez Pérez. Libro de defunciones. Año 1927. Acta N° 141, folio 40.

(3) Topano. Año II – N° 17. Altagracia de Orituco, julio de 1966, p. 2.
Observación: Léase sobre este mismo dato del parque Sendrea en ARÉVALO: 2012, p. 82.

(4) Hoja suelta del periódico El Grillo, que circulaba en Altagracia de Orituco en           1936.

(5) El Cojo Ilustrado. Año XI – N° 263.  Caracas, 1° de septiembre de 1902, p. 735.

(6) “Obras municipales en Altagracia de Orituco”. Topano. Año I – N° 3. Altagracia de Orituco, julio de 1964, p. 4.

(7) DOMINGUEZ: Conversación telefónica. Altagracia de Orituco-Maracay, 13 de septiembre de 2013. 

(8) “Parque Chapaiguana”. Topano. Año II – N° 21. Altagracia de Orituco, junio de 1967, p. 2. MARTÍNEZ. Topano.  Año II – N° 17. Altagracia de Orituco, julio de 1966, p. 4.

(9) Felipe Neri Sendrea nació el 27 de agosto de 1844 (no en septiembre) y su nombre correcto era Felipe Neri Sandrea Caraballo, según datos localizados por Pedro Luis Padrón, Cronista de Los Puertos de Altagracia, estado Zulia, y Julio César Franco, en los libros eclesiásticos de la parroquia Nuestra Señora de Altagracia en Los Puertos de Altagracia. Estas noticias fueron citadas por Manuel Soto Arbeláez en su trabajo “Orígenes de Felipe Nery Sendrea Caraballo, Segundo Obispo de Calabozo”, publicado en la página 16 del periódico El Reportero, editado por Misael Flores y Ezequiel Rojas, que circuló en San Juan de los Morros, en agosto de 2011.
   

FUENTES

Documental

Registro Civil del Municipio José Tadeo Monagas. Altagracia de Orituco, estado Guárico. (R.C.M.J.T.M.)

            Partida de defunción de Ana Álvarez Pérez. Libro de defunciones. Año 1927. Acta          N° 141, folio 40.

Bibliográficas

ARÉVALO, Pedro Natalio. Calles, sitios y aleros de Altagracia e Orituco. Sistema Nacional de Imprentas del Estado Guárico. Fundación Editorial El Perro y La Rana. Colección José Antonio De Armas Chitty. 2012.

Hemerográficas

AVRIL, Henrique. Fotografía de la Casa de Gobierno de Altagracia de Orituco. El Cojo Ilustrado. Año XI – N° 263.  Caracas, 1° de septiembre de 1902, p. 735.

“El Concejo Municipal del Distrito Monagas”. Topano. Responsables: José Francisco Martínez Armas y Luis Emilio Infante. Año II – N° 17. Altagracia de Orituco, julio de 1966, p. 2.

El Grillo, periódico que circulaba en Altagracia de Orituco en 1936 (hoja suelta sin más datos).

MARTÍNEZ, José Francisco. “Grupo escultórico de los fundadores del Colegio Guárico”. Topano. Responsables: José Francisco Martínez Armas y Luis Emilio Infante. Año II – N° 17. Altagracia de Orituco, julio de 1966, p. 4.

“Obras municipales en Altagracia de Orituco”. Topano. Responsables: José Francisco Martínez Armas y Luis Emilio Infante. Año I – N° 3. Altagracia de Orituco, julio de 1964, p. 4.

“Parque Chapaiguana”. Topano. Responsables: José Francisco Martínez Armas y Luis Emilio Infante. Año II – N° 21. Altagracia de Orituco, junio de 1967, p. 2.

SOSA, Sixto. “A la memoria del Dr. Pedro María Arévalo Cedeño”. Topano. Responsables: José Francisco Martínez Armas y Luis Emilio Infante. Año I – N° 10. Altagracia de Orituco, mayo de 1965, p. 1.

SOSA, Sixto. “A la memoria del Dr. Pedro María Arévalo Cedeño” en: Dr. Pedro María Arévalo Cedeño (una vida consagrada al bien común). Altagracia de Orituco. Publicaciones de la Fundación ‘Dr. Pedro María Arévalo Cedeño’, N° 6, 1991, p. 7.


Informaciones orales:

DOMINGUEZ, Luis. Conversación telefónica. Altagracia de Orituco-Maracay, viernes 13 de septiembre de 2013, hora 06:10 p.m.

AVILA PALACIO, Agustín. Conversación. Altagracia de Orituco, sábado 28 de septiembre de 2013.                 

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