martes, 19 de junio de 2018

LUIS ENRIQUE LÓPEZ GARCÉS


Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco


“…la fortuna es nada delante de la virtud”
Simón Bolívar en carta a Cristóbal Mendoza
(Bogotá, 16-09-1828)


1.- Origen
            Fue uno de los personajes valiosos de la intelectualidad orituqueña del siglo XX y primeras décadas del XXI, con amplia, sólida y diversa formación autodidacta; más conocido como Chichí entre familiares y amistades. Nació en Altagracia de Orituco el 22 de septiembre de 1939.  Hijo de Ramón López Castrillo y Rosario Garcés Itriago de López. Contrajo matrimonio con Linda Cornejo Bustamante en agosto de 1962. Procreó cinco descendientes: Santiago Campos, Rita Haiderabad, Gioconda, Tania y Guaicaipuro López Cornejo.

2.-  Deserción provechosa
            Realizó estudios primarios en la Escuela Federal Ángel Moreno de su pueblo de origen y en la Experimental Dos Caminos del municipio Chacao, en la Zona Metropolitana de Caracas, lo cual le permitió obtener el certificado de aprobación de sexto grado, que otorgaba el Ministerio de Educación.  Ingresó al Liceo Ramón Buenahora gracitano, pero desistió de continuar la secundaria cuando cursaba cuarto año siendo adolescente todavía.
            Esta renuncia a la educación sistemática, académica e institucional no significaba subordinarse a la ignorancia, porque no le amilanó la idea de recurrir al autodidactismo. Desde entonces se dedicó a la lectura metódica y disciplinada de distintas áreas del saber científico y humanístico, con el aprendizaje como objetivo primordial; esto le sirvió para obtener y consolidar una vasta cultura general, con predominio de la literatura novelística, cuentística y poética venezolana, latinoamericana y de otras latitudes.
            Su vocación por el conocimiento lo motivó a vincularse con otros jóvenes altagracianos con inquietudes similares a las suyas, tanto que contribuyeron al mantenimiento y operatividad de un salón de lectura que fue identificado como Biblioteca Antonio Chacín, donde funcionaba una especie de peña literaria juvenil hacia los años cincuenta del siglo XX. Esta fue la primera biblioteca pública que hubo en Altagracia de Orituco, donde se forjaron muchos adolescentes que se oponían a la dictadura militar instaurada en Venezuela luego del golpe de Estado contra el Gobierno presidido por Rómulo Gallegos en noviembre de 1948, al decir del profesor y abogado gracitano Oscar Martínez en su libro Veinte años en la vida de un pueblo (Caracas, 2001, p. 59),

3.- Criterio político
            Se incorporó a la Juventud Comunista (JC), la cual conspiraba contra la dictadura encabezada por el general Marcos Evangelista Pérez Jiménez, junto con otras organizaciones políticas como lo eran los partidos Acción Democrática (AD), Unión Republicana Democrática (URD), Comunista de Venezuela (PCV) y militantes del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), quienes lo hacían a título personal, sin ser esa la directriz partidista.
             Intervino como orador en representación de los jóvenes comunistas orituqueños, en un acto celebrado el 23 de enero de 1959, con motivo del primer aniversario del derrocamiento del perezjimenato, donde participaron también militantes adecos, copeyanos y uerredistas; allí expuso su criterio acerca del triunfo electoral del presidente Rómulo Betancourt en diciembre de 1958, porque avizoraba lo antidemocrático de esa presidencia a iniciarse en el próximo mes de febrero, debido a los compromisos que el fundador y otros dirigentes de Acción Democrática tenían con el imperialismo estadounidense y con la burguesía nacional, asumidos por medio del llamado Pacto de Nueva York efectuado antes del derrocamiento de Pérez Jiménez, que fue ratificado después en Venezuela como Pacto de Punto Fijo en octubre de 1958, respaldado en ambos casos por URD y COPEI.
            No estaba equivocado, pues Betancourt anunció al ser investido como Presidente de la República que en su gobierno no entrarían los comunistas, a quienes combatió reprimiéndolos con excesiva rigurosidad, para lo cual aplicó la suspensión integral de las garantías constitucionales en el transcurso de su mandato, lo que es decir la abolición total de los derechos humanos individuales a pocos días de haber sido legalizados con la Constitución de la República de Venezuela promulgada el 23 de enero de 1961.
            Fueron tiempos de altas tensiones entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), del triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro Ruz con el socialismo como ideal de transformación republicana, y del fracaso inminente de la lucha armada pro socialista en Venezuela y en otros países latinoamericanos. El imperialismo yanqui, máxima expresión de la hegemonía capitalista mundial, requería de aliados para enfrentar la expansión del comunismo en América, que fue estimulada por el auge del Estado soviético. Esa alianza se concretó en Venezuela con el acuerdo neoyorquino y su reválida puntofijista, que contó con el apoyo institucional de la Iglesia Católica y sirvió también para renovar la satanización del comunismo, anteponiéndole el revisionismo socialdemócrata y el socialcristianismo como refuerzos doctrinarios del capitalismo, debido a lo trascendente de la repercusión económica, social y política contenida en una ideología reivindicadora del proletariado con respecto a la clase capitalista dominante. Debe aclararse que el término comunismo era usado entonces por los adversarios de este ideal como si fuese sinónimo de socialismo marxista, con la misma finalidad “satanizadora” para aupar a las tergiversaciones reformistas en boga.

4.- Joven articulista
            Colaboró con artículos de opinión para los periódicos gracitanos Voz Juvenil y El Gallito. El primero de éstos circuló de 1958 a 1959, publicado por la Organización Popular Unitaria (OPU), dirigido por Oscar Martínez (miembro del Partido Comunista de Venezuela), redactado por Próspero Julián Infante Marrero (integrante del Comité de Organización Política Electoral Independiente), Juan Mendoza Fernández (militante de Unión Republicana Democrática) y el profesor Rodulfo Pérez Guglietta (sin militancia política definida, pero identificado plenamente con el progresismo y antiperezjimenato). El segundo fue un quincenario mimeografiado de difusión ideológica y combatividad política de la seccional altagraciana del Partido Comunista de Venezuela, que, vendido a medio real, circulaba en 1960 redactado por Oscar Martínez, Tulio Mendoza Fernández y Pedro Núñez (Chema). 

5.- Convicción indeclinable
            Estuvo encarcelado en muchas ocasiones por varios días (hasta meses), sin fórmula de juicio ni derecho a la defensa, en los años sesenta de la centuria XX y, sobre todo, cuando la prefectura del antiguo distrito Monagas del estado Guárico estuvo consecutivamente a cargo de Humberto Guglietta Gimón, Adolfo Polachini, Pedro Ballesteros, Virgilio López O., etcétera, durante el régimen socialdemócrata betancourista. Otros orituqueños que vivieron iguales encarcelamientos fueron: Tulio Mendoza Fernández, Pedro Núñez (Chema), Oscar Martínez, el médico Marcos Sanoja, el abogado Plutarco Pérez Guglietta, José Salazar, Néstor Sarmiento, Hernán Manuitt, Jesús Enrique Espejo, Ramón Sosa González, Gustavo Loreto López, etcétera.
            Eran detenciones arbitrarias ejecutadas por la terrorífica Dirección General de Policía (DIGEPOL), con cualquier excusa que justificara un “carcelazo preventivo”, muy particularmente cuando ocurrían manifestaciones antigubernamentales en Caracas y otros lugares del país, como fueron, por ejemplo, desde las frecuentes protestas estudiantiles y de trabajadores hasta casos más complejos de alzamientos militares, verbigracia: la invasión antibetancourista encabezada por el general Jesús María Castro León (abril de1960), el atentado contra el presidente Betancourt (24-6-1960), el Barcelonazo (26-6-1961), el Carupanazo (4-5-1962) y el Porteñazo (2-6-1962). Los trasladaban a la Comandancia de Policía de San Juan de los Morros, donde se encontraban con los detenidos de los demás distritos guariqueños por las mismas causas. Eran presos políticos identificados como militantes comunistas y del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y con eso bastaba para la detención injusta.
            La oportunidad es válida para recordar que algunos de ellos estuvieron privados de libertad en el campamento antiguerrillero ubicado en el aeropuerto de Apamate, cerca de Altagracia, o en Oruz, próximo a Sabana Grande de Orituco, a la orden del no menos aterrador Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armas (SIFA), cuando Raúl Leoni, en su carácter de Presidente de la República, le daba continuidad al gobierno represivo  accióndemocratista, ratificando la derogación de las garantías constitucionales.
            Chichí mantuvo su convicción ideológica fundamentada en el pensamiento marxista-leninista hasta el final de sus días. Apeló al materialismo histórico como recurso filosófico para estudiar la evolución de la sociedad humana. Aunque se desactivó políticamente, no ocultaba sus observaciones actualizadas a la problemática nacional e internacional.

6.- Columnista tenaz
            Intensificó con tesón su labor literaria, la cual quedó impresa en escritos periodísticos publicados en diferentes medios locales y regionales, entre los que es posible mencionar algunos: X (Equis), Topano, Caramacate y La Voz de Orituco de Altagracia de Orituco; El Nacionalista de San Juan de los Morros; el siglo de Maracay, etcétera. En varios de esos ejemplares está estampada La Columna de la Sugerencia, que fue de su autoría y logró mantenerla durante muchos años, publicándola con aceptable frecuencia, a pesar de ciertos impedimentos eventuales. Esa columna constituye una evidencia de la innegable capacidad de literato de su autor, quien sostuvo con ella el objetivo primario de exponer sus críticas con respecto a los temas allí tratados, entre los cuales están: Del tradicionismo venezolano; El edecán del perro; El padre Thomas R. Melville; Amalia; Apuntaciones para la Historia y don Adolfo Antonio Machado; Yerma; Jesús Bandres en un soneto; Barrabas; La revolución de la inteligencia; Tres sonetos de Juan Zeiden; Tres sonetos de Octavio D’Suze; Jesús Bandres, presidiario de la sinceridad; Ricardo Ruiz Caldera o la dulzura poética; Guillermo Loreto Mata; Elías Manuitt Camero; Democracia y dinero; Ricardo Ruiz Caldera y su ‘Ulises sin identidad’; Una definición de capitalismo; ¿Intuición científica en el Orituco?; Los epónimos y las responsabilidades.
            En medios periodísticos altagracianos también fueron dados a conocer algunas poesías de su libre creación, de las cuales es posible citar ahora: El Triunfador, Deseos, Oyendo a Paganini, A Rafael González Rodríguez, Corolario, Dios, La Muerte, Tiempos modernos. Además, otros escritos suyos sobre diferentes asuntos de interés colectivo; de éstos merece singular atención el titulado Trilogía ancestral, del que fueron publicados dos factores como partes “De un trabajo novelado sobre los orígenes étnicos más remotos de Orituco”, según confesión de su autor cuya obra merece ser recopilada plenamente con el fin de publicarla alguna vez, a modo de contribución para el entendimiento.

7.- Docente y locutor
            Ejerció la docencia de 1959 a 1961 como maestro de quinto grado en el Grupo Escolar José Ramón Camejo de Altagracia de Orituco y como profesor de biología y de castellano y literatura en la Escuela Normal Antonio Peña Garrido, fundada como una institución privada por el reputado profesor calaboceño Blas Loreto Loreto, la cual fue transferida en 1961 al Concejo Municipal del viejo distrito Monagas guariqueño, que le dio carácter público, le cambió el epónimo y la denominó Escuela Normal Rómulo Gallegos cuya última promoción sucedió en 1965.
            Se desempeñó como locutor en varias radioemisoras venezolanas: Radio Orituco en Altagracia de Orituco; Radio Los Llanos en Calabozo; Radio Monagas en Maturín; Radio Valles del Tuy en Ocumare del Tuy; Radio Altagracia en Altagracia de Orituco y, últimamente, Radio Activa en esta última población guariqueña. Sostuvo programas de temática variada e interesante en cada una de ellas, con los cuales lograba la atención de numerosos radioyentes. No está demás decir que, en ciertas ocasiones de dificultades económicas, debió realizar labores de electricista, agente vendedor, corrector de pruebas, chofer o algún otro oficio, procurando el sustento personal y de su núcleo familiar.

8.- Una vida modesta
            No tuvo afinidad por el burocratismo en ninguna de sus expresiones ni por la acumulación de bienes de fortuna, a semejanza de Simón Rodríguez y Cecilio Acosta. Vivió modestamente en completa armonía con sus ideales, sin tormentos causados por lo crematístico y entregado con fervor al cultivo de las letras, aun con limitaciones económicas. Jamás se doblegó ante las adversidades, independientemente de su naturaleza, ni acudió a las adulaciones para superarlas. Supo afrontar y resolver las escaseces que se le presentaron, sin recursos ni subterfugios engañosos. Sus libros fueron su principal tesoro. Compartió sus saberes con sentido pedagógico por medio de tertulias, periódicos y programas radiales. Simpatizaba con la idea de una revolución cultural que reforzara la identidad venezolana y latinoamericana, sin desligarse del concepto universal de la cultura, para contrarrestar las supremacías imperiales.
            Sus querencias estaban enraizadas en su natal Altagracia de Orituco, donde falleció a las cinco de la tarde del sábado 20 de enero de 2018, a los 78 años de edad, en su residencia de la calle Páez (entre la Adolfo Chataing y la Julián Infante), por causa de insuficiencia respiratoria aguda, insuficiencia cardíaca descompensada e hipertensión arterial descompensada, de acuerdo con la certificación expedida por el médico Eduard Laya. Fue enterrado en el Cementerio General gracitano de la calle Vuelvan Caras.

 Luis E. López Garcés

Foto: R. A. Mirabal Zapata (Beto)