Carlos A. López
Garcés
Cronista de Orituco
“…la fortuna es nada delante de la virtud”
Simón Bolívar en carta a Cristóbal Mendoza
(Bogotá, 16-09-1828)
1.- Origen
Fue uno de los personajes valiosos
de la intelectualidad orituqueña del siglo XX y primeras décadas del XXI, con
amplia, sólida y diversa formación autodidacta; más conocido como Chichí entre familiares y amistades.
Nació en Altagracia de Orituco el 22 de septiembre de 1939. Hijo de Ramón López Castrillo y Rosario
Garcés Itriago de López. Contrajo matrimonio con Linda Cornejo Bustamante en
agosto de 1962. Procreó cinco descendientes: Santiago Campos, Rita Haiderabad,
Gioconda, Tania y Guaicaipuro López Cornejo.
2.- Deserción
provechosa
Realizó estudios primarios en la
Escuela Federal Ángel Moreno de su pueblo de origen y en la Experimental Dos
Caminos del municipio Chacao, en la Zona Metropolitana de Caracas, lo cual le
permitió obtener el certificado de aprobación de sexto grado, que otorgaba el
Ministerio de Educación. Ingresó al
Liceo Ramón Buenahora gracitano, pero desistió de continuar la secundaria cuando
cursaba cuarto año siendo adolescente todavía.
Esta renuncia a la educación sistemática,
académica e institucional no significaba subordinarse a la ignorancia, porque
no le amilanó la idea de recurrir al autodidactismo. Desde entonces se dedicó a
la lectura metódica y disciplinada de distintas áreas del saber científico y
humanístico, con el aprendizaje como objetivo primordial; esto le sirvió para obtener
y consolidar una vasta cultura general, con predominio de la literatura
novelística, cuentística y poética venezolana, latinoamericana y de otras
latitudes.
Su vocación por el conocimiento lo
motivó a vincularse con otros jóvenes altagracianos con inquietudes similares a
las suyas, tanto que contribuyeron al mantenimiento y operatividad de un salón
de lectura que fue identificado como Biblioteca Antonio Chacín, donde
funcionaba una especie de peña literaria juvenil hacia los años cincuenta del
siglo XX. Esta fue la primera biblioteca pública que hubo en Altagracia de
Orituco, donde se forjaron muchos adolescentes que se oponían a la dictadura
militar instaurada en Venezuela luego del golpe de Estado contra el Gobierno
presidido por Rómulo Gallegos en noviembre de 1948, al decir del profesor y abogado
gracitano Oscar Martínez en su libro Veinte
años en la vida de un pueblo (Caracas, 2001, p. 59),
3.- Criterio político
Se incorporó a la Juventud Comunista
(JC), la cual conspiraba contra la dictadura encabezada por el general Marcos Evangelista
Pérez Jiménez, junto con otras organizaciones políticas como lo eran los partidos
Acción Democrática (AD), Unión Republicana Democrática (URD), Comunista de
Venezuela (PCV) y militantes del Comité de Organización Política Electoral
Independiente (COPEI), quienes lo hacían a título personal, sin ser esa la
directriz partidista.
Intervino como orador en representación de los
jóvenes comunistas orituqueños, en un acto celebrado el 23 de enero de 1959,
con motivo del primer aniversario del derrocamiento del perezjimenato, donde participaron
también militantes adecos, copeyanos y uerredistas; allí expuso su criterio acerca
del triunfo electoral del presidente Rómulo Betancourt en diciembre de 1958,
porque avizoraba lo antidemocrático de esa presidencia a iniciarse en el
próximo mes de febrero, debido a los compromisos que el fundador y otros
dirigentes de Acción Democrática tenían con el imperialismo estadounidense y
con la burguesía nacional, asumidos por medio del llamado Pacto de Nueva York efectuado
antes del derrocamiento de Pérez Jiménez, que fue ratificado después en
Venezuela como Pacto de Punto Fijo en octubre de 1958, respaldado en ambos
casos por URD y COPEI.
No estaba equivocado, pues
Betancourt anunció al ser investido como Presidente de la República que en su gobierno
no entrarían los comunistas, a quienes combatió reprimiéndolos con excesiva rigurosidad,
para lo cual aplicó la suspensión integral de las garantías constitucionales en
el transcurso de su mandato, lo que es decir la abolición total de los derechos
humanos individuales a pocos días de haber sido legalizados con la Constitución
de la República de Venezuela promulgada el 23 de enero de 1961.
Fueron tiempos de altas tensiones
entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS),
del triunfo de la Revolución Cubana liderada por Fidel Castro Ruz con el
socialismo como ideal de transformación republicana, y del fracaso inminente de
la lucha armada pro socialista en Venezuela y en otros países latinoamericanos.
El imperialismo yanqui, máxima expresión de la hegemonía capitalista mundial,
requería de aliados para enfrentar la expansión del comunismo en América, que fue
estimulada por el auge del Estado soviético. Esa alianza se concretó en
Venezuela con el acuerdo neoyorquino y su reválida puntofijista, que contó con
el apoyo institucional de la Iglesia Católica y sirvió también para renovar la satanización
del comunismo, anteponiéndole el revisionismo socialdemócrata y el
socialcristianismo como refuerzos doctrinarios del capitalismo, debido a lo
trascendente de la repercusión económica, social y política contenida en una
ideología reivindicadora del proletariado con respecto a la clase capitalista
dominante. Debe aclararse que el término comunismo
era usado entonces por los adversarios de este ideal como si fuese sinónimo de socialismo marxista, con la misma
finalidad “satanizadora” para aupar a
las tergiversaciones reformistas en boga.
4.- Joven articulista
Colaboró con artículos de opinión
para los periódicos gracitanos Voz
Juvenil y El Gallito. El primero
de éstos circuló de 1958 a 1959, publicado por la Organización Popular Unitaria
(OPU), dirigido por Oscar Martínez (miembro del Partido Comunista de Venezuela),
redactado por Próspero Julián Infante Marrero (integrante del Comité de
Organización Política Electoral Independiente), Juan Mendoza Fernández
(militante de Unión Republicana Democrática) y el profesor Rodulfo Pérez
Guglietta (sin militancia política definida, pero identificado plenamente con
el progresismo y antiperezjimenato). El segundo fue un quincenario
mimeografiado de difusión ideológica y combatividad política de la seccional
altagraciana del Partido Comunista de Venezuela, que, vendido a medio real,
circulaba en 1960 redactado por Oscar Martínez, Tulio Mendoza Fernández y Pedro
Núñez (Chema).
5.- Convicción indeclinable
Estuvo encarcelado en muchas ocasiones
por varios días (hasta meses), sin fórmula de juicio ni derecho a la defensa, en
los años sesenta de la centuria XX y, sobre todo, cuando la prefectura del
antiguo distrito Monagas del estado Guárico estuvo consecutivamente a cargo de
Humberto Guglietta Gimón, Adolfo Polachini, Pedro Ballesteros, Virgilio López
O., etcétera, durante el régimen socialdemócrata betancourista. Otros
orituqueños que vivieron iguales encarcelamientos fueron: Tulio Mendoza
Fernández, Pedro Núñez (Chema), Oscar Martínez, el médico Marcos Sanoja, el
abogado Plutarco Pérez Guglietta, José Salazar, Néstor Sarmiento, Hernán
Manuitt, Jesús Enrique Espejo, Ramón Sosa González, Gustavo Loreto López, etcétera.
Eran detenciones arbitrarias ejecutadas por la terrorífica Dirección General
de Policía (DIGEPOL), con cualquier excusa que justificara un “carcelazo
preventivo”, muy particularmente cuando ocurrían manifestaciones antigubernamentales
en Caracas y otros lugares del país, como fueron, por ejemplo, desde las
frecuentes protestas estudiantiles y de trabajadores hasta casos más complejos
de alzamientos militares, verbigracia: la invasión antibetancourista encabezada
por el general Jesús María Castro León (abril de1960), el atentado contra el
presidente Betancourt (24-6-1960), el Barcelonazo (26-6-1961), el Carupanazo
(4-5-1962) y el Porteñazo (2-6-1962). Los trasladaban a la Comandancia de
Policía de San Juan de los Morros, donde se encontraban con los detenidos de
los demás distritos guariqueños por las mismas causas. Eran presos políticos
identificados como militantes comunistas y del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR) y con eso bastaba para la detención injusta.
La oportunidad es válida para
recordar que algunos de ellos estuvieron privados de libertad en el campamento antiguerrillero
ubicado en el aeropuerto de Apamate, cerca de Altagracia, o en Oruz, próximo a
Sabana Grande de Orituco, a la orden del no menos aterrador Servicio de
Inteligencia de las Fuerzas Armas (SIFA), cuando Raúl Leoni, en su carácter de
Presidente de la República, le daba continuidad al gobierno represivo accióndemocratista, ratificando la derogación
de las garantías constitucionales.
Chichí mantuvo su convicción ideológica
fundamentada en el pensamiento marxista-leninista hasta el final de sus días. Apeló
al materialismo histórico como recurso filosófico para estudiar la evolución de
la sociedad humana. Aunque se desactivó políticamente, no ocultaba sus
observaciones actualizadas a la problemática nacional e internacional.
6.- Columnista tenaz
Intensificó con tesón su labor
literaria, la cual quedó impresa en escritos periodísticos publicados en
diferentes medios locales y regionales, entre los que es posible mencionar algunos:
X (Equis), Topano, Caramacate y La Voz de Orituco de Altagracia de
Orituco; El Nacionalista de San Juan
de los Morros; el siglo de Maracay,
etcétera. En varios de esos ejemplares está estampada La Columna de la Sugerencia, que fue de su autoría y logró
mantenerla durante muchos años, publicándola con aceptable frecuencia, a pesar
de ciertos impedimentos eventuales. Esa columna constituye una evidencia de la
innegable capacidad de literato de su autor, quien sostuvo con ella el objetivo
primario de exponer sus críticas con respecto a los temas allí tratados, entre
los cuales están: Del tradicionismo
venezolano; El edecán del perro; El padre Thomas R. Melville; Amalia;
Apuntaciones para la Historia y don Adolfo Antonio Machado; Yerma; Jesús
Bandres en un soneto; Barrabas; La revolución de la inteligencia; Tres sonetos
de Juan Zeiden; Tres sonetos de Octavio D’Suze; Jesús Bandres, presidiario de
la sinceridad; Ricardo Ruiz Caldera o la dulzura poética; Guillermo Loreto Mata;
Elías Manuitt Camero; Democracia y dinero; Ricardo Ruiz Caldera y su ‘Ulises
sin identidad’; Una definición de capitalismo; ¿Intuición científica en el
Orituco?; Los epónimos y las responsabilidades.
En medios periodísticos
altagracianos también fueron dados a conocer algunas poesías de su libre creación,
de las cuales es posible citar ahora: El
Triunfador, Deseos, Oyendo a Paganini, A Rafael González Rodríguez, Corolario, Dios, La Muerte, Tiempos modernos.
Además, otros escritos suyos sobre diferentes asuntos de interés colectivo; de
éstos merece singular atención el titulado Trilogía
ancestral, del que fueron publicados dos factores como partes “De un trabajo novelado sobre los orígenes
étnicos más remotos de Orituco”, según confesión de su autor cuya obra merece
ser recopilada plenamente con el fin de publicarla alguna vez, a modo de contribución
para el entendimiento.
7.- Docente y locutor
Ejerció la docencia de 1959 a 1961 como
maestro de quinto grado en el Grupo Escolar José Ramón Camejo de Altagracia de
Orituco y como profesor de biología y de castellano y literatura en la Escuela
Normal Antonio Peña Garrido, fundada como una institución privada por el reputado
profesor calaboceño Blas Loreto Loreto, la cual fue transferida en 1961 al
Concejo Municipal del viejo distrito Monagas guariqueño, que le dio carácter
público, le cambió el epónimo y la denominó Escuela Normal Rómulo Gallegos cuya
última promoción sucedió en 1965.
Se desempeñó como locutor en varias radioemisoras
venezolanas: Radio Orituco en Altagracia de Orituco; Radio Los Llanos en
Calabozo; Radio Monagas en Maturín; Radio Valles del Tuy en Ocumare del Tuy; Radio
Altagracia en Altagracia de Orituco y, últimamente, Radio Activa en esta última
población guariqueña. Sostuvo programas de temática variada e interesante en
cada una de ellas, con los cuales lograba la atención de numerosos radioyentes.
No está demás decir que, en ciertas ocasiones de dificultades económicas, debió
realizar labores de electricista, agente vendedor, corrector de pruebas, chofer
o algún otro oficio, procurando el sustento personal y de su núcleo familiar.
8.- Una vida modesta
No tuvo afinidad por el burocratismo
en ninguna de sus expresiones ni por la acumulación de bienes de fortuna, a
semejanza de Simón Rodríguez y Cecilio Acosta. Vivió modestamente en completa
armonía con sus ideales, sin tormentos causados por lo crematístico y entregado
con fervor al cultivo de las letras, aun con limitaciones económicas. Jamás se
doblegó ante las adversidades, independientemente de su naturaleza, ni acudió a
las adulaciones para superarlas. Supo afrontar y resolver las escaseces que se
le presentaron, sin recursos ni subterfugios engañosos. Sus libros fueron su
principal tesoro. Compartió sus saberes con sentido pedagógico por medio de tertulias,
periódicos y programas radiales. Simpatizaba con la idea de una revolución
cultural que reforzara la identidad venezolana y latinoamericana, sin
desligarse del concepto universal de la cultura, para contrarrestar las supremacías
imperiales.
Sus querencias estaban enraizadas en
su natal Altagracia de Orituco, donde falleció a las cinco de la tarde del
sábado 20 de enero de 2018, a los 78 años de edad, en su residencia de la calle
Páez (entre la Adolfo Chataing y la Julián Infante), por causa de insuficiencia
respiratoria aguda, insuficiencia cardíaca descompensada e hipertensión
arterial descompensada, de acuerdo con la certificación expedida por el médico
Eduard Laya. Fue enterrado en el Cementerio General gracitano de la calle
Vuelvan Caras.
Luis E. López Garcés
Foto: R. A. Mirabal Zapata (Beto)