lunes, 11 de diciembre de 2017

PBRO. DR. BALDOMERO RAUSEO


Carlos A. López Garcés

Cronista de Orituco

 
            Párroco de Altagracia de Orituco desde el primer trimestre de 1915, según una anotación hecha por él mismo en el libro de bautismos y otra en el de matrimonios, ambos de ese año, que dice textualmente: “Nota.- Hoy cuatro de marzo de mil novecientos quince tomé posesión de esta Parroquia y Vicaría de ‘Nuestra Señora de Altagracia de Orituco’ y entré en ejercicio de dichos cargos. / Véase el ‘Libro de Gobierno’ / B. Rauseo”. Se mantuvo entre los altagracianos hasta 1928 en actividades sacerdotales y políticas. Fungió de Presidente del Concejo Municipal del viejo distrito Monagas del estado Guárico en 1926, en cuya condición firmó el acta de apertura del Libro de Registro de Defunciones del antiguo municipio San Rafael de Orituco, correspondiente al año 1927, fechada el 31 de diciembre de 1926.  
 

            El abogado y cronista Pedro Natalio Arévalo, en su libro Calles, sitios y aleros de Altagracia de Orituco (2012, pp. 41, 42), aseveró que el padre Baldomero Rauseo era un oriental, presuntamente nativo de Maturín (estado Monagas), que se desempeñaba como concejal a la fecha del 6 de diciembre de 1917, cuando, junto con otros ediles, firmó el acuerdo dictado por el Concejo Municipal del distrito Monagas mediante el cual este órgano legislativo, en pleno, protestaba enérgicamente contra el contenido del folleto Los pretendidos ejidos de Altagracia, escrito por Manuel Landaeta Rosales, publicado en Caracas el 9 de noviembre de 1917 y en el cual negaba el derecho de propiedad que tiene Altagracia de Orituco sobre las tierras concedidas por el rey de España a los indígenas gracitanos, el 2 de agosto de 1714, con la intermediación del Corregidor de esa comunidad, alférez don Martín Pellón y Palacio, que desde entonces son la base territorial del pueblo mencionado.   


Rauseo escribió el artículo “Breve historial”, impreso  en la página 7 de la revista Luz y Vida, cuyo único número fue editado en Altagracia de Orituco en octubre de 1927. El autor refiere en ese trabajo periodístico la discutible hipótesis de la transformación de San Miguel del Rosario en Altagracia de Orituco. Tuvo el don de ser un orador de discurso muy atractivo; un ejemplo de esta virtud fue su disertación con motivo del centenario de la Batalla de Ayacucho en 1924, expuesta en el Centro Concordia, otrora asociación cultural altagraciense. Ejerció el sacerdocio en Guarenas, estado Miranda, donde cumplió importantes actividades educativas para niñas. Fue designado Vicario de Ocumare del Tuy en 1935, por disposición del Arzobispo de Caracas, monseñor Rincón González.  Murió en Caracas, el 28 de abril de 1950.

 
Este religioso es el epónimo de la calle Rauseo de Altagracia de Orituco, que, en dirección este-oeste, se extiende desde la calle Bolívar hasta La Playera, con lo que se le tributa un recuerdo perdurable. Esta vía  fue conocida inicialmente como La Rasante, la cual bordeaba el cerro Peña de Mota; por allí comenzó a ser construida, a pico y pala, la carretera hacia los Valles del Tuy durante el gobierno presidido por el general Eleazar López Contreras, hacia la cuarta década del siglo XX, de acuerdo con informaciones aportadas por el señor José Ramón Ochoa (el Chingo José Ramón), quien trabajó como obrero en esa obra.

martes, 24 de octubre de 2017

NICOLÁS OLIVARES


Carlos A. López Garcés

Cronista de Orituco

 
            Nació en San Rafael de Orituco, el 23 de septiembre de 1920. Sus padres fueron Rafael Betancourt y María Olivares. Hijos: Aída, Violeta, Ramiro, Mirna Claret, María Magdalena, Carmen Yanet, Rafael Antonio, Odoardo, José (f), Milagros del Rosario, Carmen Alesia (f) y Carlos. Era autodidacta. No asistió formalmente a una escuela de educación primaria, debido a la falta de  esta  en San Rafael de Orituco; sin embargo, recibió enseñanzas básicas del maestro Luis Requena Laya y logró obtener el certificado de sexto grado de educación primaria elemental.

Sus inquietudes por la obtención y transmisión de conocimientos lo motivaron para fundar una escuela primaria en su pueblo natal. Editó el periódico El Guariqueño, que circuló mensualmente y durante poco tiempo en San Rafael de Orituco.

Trabajó como servidor público en el transcurso de treinta y nueve años, desde 1940 hasta 1979; en el estado Guárico fue: Secretario y Juez del Tribunal del Municipio San Rafael de Orituco, Secretario de la Prefectura y Prefecto de ese mismo municipio, Secretario de la Prefectura del Distrito Monagas, Prefecto del Municipio San Francisco de Macaira, Secretario de la Prefectura del Municipio Ortiz, Primer Juez Suplente del Tribunal del Distrito Monagas; Secretario del Concejo Municipal del Distrito Monagas; en el estado Aragua se desempeñó como: Juez del Municipio Taguay, Secretario de la Prefectura del Municipio Valle Morín, Prefecto del Distrito San Casimiro, Prefecto del Distrito San Sebastián, maestro suplente en  el  Grupo  Escolar  de  Taguay;  además, fue Secretario de la Cámara de Comercio de Altagracia de  Orituco y colaborador del levantamiento de censos nacionales de San Rafael de Orituco y Taguay.

            Estudioso de la historia de su pueblo natal. Aportó sus conocimientos a quienes se los solicitaban. Versado en crónicas locales sanrafaelinas de tradición oral. Su obra escrita corresponde a eventuales artículos de prensa, referentes a temas de interés histórico del Orituco y de otros sitios del país, que, en calidad de colaborador, le fueron publicados en periódicos locales y regionales como X (Equis) de Altagracia de Orituco y El Nacionalista de San Juan de los Morros, respectivamente; ejemplos de estas publicaciones son los escritos titulados Imagen y destino de una comunidad y Consideraciones sobre una amenaza de exterminio, impresos en el periódico gracitano X y los artículos Relatos históricos de San Rafael de Orituco, El armamentismo no es la solución, Guerra en el continente, Un hombre y su destino, Consideraciones sobre aspectos culturales de Altagracia de Orituco, Paz: una meta inalcanzable, hechos públicos en el diario guariqueño El Nacionalista. Tenía 94 años de edad cuando murió el viernes 23 de enero de 2015 en San Rafael de Orituco, en cuyo Cementerio General yacen sus restos.

_________________

Observaciones:

1.- Según información dada por el mismo Nicolás Olivares, su partida de nacimiento no existe porque el Archivo de la Prefectura de San Rafael de Orituco, en el municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico, fue quemado en una de las invasiones del general Emilio Arévalo Cedeño, pertinaz combatiente contra la dictadura del general Juan Vicente Gómez.

2.- Foto de Nicolás Olivares tomada por C.L.G. en San Rafael de Orituco el viernes 09-12-2011.

lunes, 16 de octubre de 2017

LEOPOLDO OLIVARES


Carlos A. López Garcés

Cronista de Orituco

 

Leonidas del Carmen era su nombre original, el que cambió por  Leopoldo; fue conocido sencillamente como Leo entre sus allegados. Nació en San Rafael de Orituco, municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico, el 15 de noviembre de 1918. Hijo de María Olivares. Católico practicante, buen conversador y apasionado investigador del ayer sanrafaelense. Considerado como el Cronista de San Rafael de Orituco, debido a la gama de conocimientos que tuvo de la historia de esta comunidad, adquiridos mediante consultas a libros, periódicos, documentos y otras fuentes.

Ejerció funciones de servidor público con demostrada e irrefutable honestidad. Fue Prefecto y Secretario de la Prefectura del otrora distrito Monagas del estado Guárico y Secretario del Concejo Municipal de este mismo distrito. Ocupó el cargo de Juez del Municipio Capaya, estado Miranda.

Mantuvo siempre su espíritu deportivo y tradicionalista. Participó en su pueblo natal como fundador del equipo San Rafael BBC (beisbol club), categorías junior e infantil, afiliado a los Criollitos de Venezuela; de la novena Criollos de Tememure y del primer club de softball femenino creado en Orituco. Presidió el Comité Organizador de las Fiestas Patronales en Honor a San Rafael Arcángel durante varios años consecutivos.

Fue un defensor tenaz de todo el patrimonio sanrafaelino. Sintió una querencia infinita y especial por su terruño. Curiosamente, no poseyó afinidad por la escritura, aun cuando tuvo amplia información histórica confiable, buena caligrafía, buena ortografía y buena redacción, además de dominar la mecanografía; no obstante, transmitió verbalmente sus saberes, sin mezquindades ni petulancias, en las frecuentes consultas que le hacían estudiantes y otros interesados.  Falleció en Altagracia de Orituco, el 28 de enero de 2003, a los 84 años de edad. Fue enterrado en el Cementerio General de San Rafael de Orituco.
Es pertinente decir que la foto de Leopoldo Olivares ilustrativa de esta crónica fue tomada de la página 8 del periódico La Voz de Orituco, que circuló en Altagracia con fecha 15 de julio de 2009.


lunes, 11 de septiembre de 2017

EMBALSE GUANAPITO

Carlos A. López Garcés


Cronista de Orituco
1.- Situación y nombre

 Está ubicado a siete kilómetros (7 Km), aproximadamente, al noroeste de Altagracia de Orituco, municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. El río Orituco y la quebrada  Guanape son sus principales afluentes. Su nombre proviene del de un lugar situado en las riberas del río Orituco, donde hubo una hacienda de igual denominación, en las cercanías de la desembocadura de la quebrada Guanape en el río precitado.

 
2.- Una obra alentadora

 Su consecución fue consecuencia de la tenacidad de un grupo de agro-productores que insistieron en lograr ese objetivo, porque la productividad de las haciendas localizadas en las riberas del río Orituco había disminuido considerablemente a mediados de la quinta década del siglo XX, debido, sobre todo, a la prolongación de los períodos de sequía, al incremento de los costos de producción, a la escasez de las cosechas, a la disminución de los productos derivados de la caña, que era el principal de los vegetales cultivados, y a lo comprometido de las actividades pecuarias. La situación era tan preocupante que los productores optaron por pensar en el mejoramiento de la rentabilidad de sus posesiones mediante la construcción de una represa, que sirviera para garantizar el riego de los sembradíos, de conformidad con criterios técnicos emitidos por especialistas, entre los cuales estuvo el ingeniero agrónomo Sebastián Aníbal Romero, quien, en 1946, redactó un informe acerca de la inquietante realidad agrícola valle-orituqueña que justificaba la aspiración de los cultivadores, amen de la posibilidad de utilizarla como fuente para el acueducto de la población altagraciana, que carecía de ese servicio, de acuerdo con informaciones publicadas en la edición Nº 1 del periódico Correo del Orituco, que circuló en Altagracia en la segunda quincena de abril de 1968, dirigido por Víctor Pérez Pérez.

 

La idea motivó el estudio y planificación de la presa Guanapito por parte del hoy desaparecido Ministerio de Obras Públicas (MOP) en representación del Ejecutivo Nacional; sin embargo, pasaron varios años para que la respuesta del Gobierno fuese favorable a la realización de aquella obra, luego que un grupo de productores orituqueños la replanteara ante el Presidente de la Junta de Gobierno, contralmirante Wolfgang Larrazabal, mediante comunicación fechada en Caracas el 6 de marzo de 1958, firmada por Juan González Rodríguez, Gustavo Aguilera, Jesús Pérez Montes, doctor Miguel Gutiérrez Carchidio, David Jaspe J., Silvio Pérez Montes, Carlos J. Chapellín, Jorge Zseplaki y César Mata de Gregorio, según escrito hecho público en el periódico Caminos Nº 3, que dirigía el margariteño Cruz Fermín B. y circuló en Altagracia de Orituco con fecha 15 de marzo de 1958. El impacto de la necesidad de aquel embalse era muy significativo; no obstante, su ejecución no había comenzado todavía a varios meses de haber sido aprobada; esto estimuló la difusión, durante cierto tiempo por medio de Radio Orituco (aún de reciente existencia), de un mensaje que decía: “La represa de Guanapito ya es un hecho; pero… ¿Cuándo comienzan los trabajos?”

  

3.- Dos medidas aplicables

La expropiación de bienes particulares y el desalojo de pobladores de las tierras a utilizar para la obra fueron dos medidas, indispensables e inevitables, aplicadas hacia 1958-59 cuando ya estaba tomada la decisión de iniciar aquellas labores, conforme a los dictámenes de la legislación correspondiente a esta materia por causas de utilidad colectiva. Los espacios del vecindario Guanape y de las haciendas Guanapito y La Rubileña los requirieron para la construcción de la represa, cuyos trabajos fueron ejecutados de 1959 a 1962 mediante la coordinación del otrora Ministerio de Obras Públicas (MOP), el cual contrató para esa finalidad a la empresa CAMYFA, un acrónimo derivado del nombre de su propietario Cayetano A. Méndez y familia.


El jefe de las actividades fue el ingeniero Otto Luis Pérez, quien estuvo acompañado por un cuerpo de profesionales de la ingeniería, entre los que estaban los hermanos José y Rafael Méndez Arocha, hijos del dueño de la contratista, Luis Segundo Romero Martínez, Rubén Tinedo Meza y uno de apellido Carbonell; además, por un equipo de topógrafos, entre quienes se recuerda a Pelayo Augusto Ledezma; asimismo, hubo la participación de algunas subcontratistas.

 

4.- Vida útil

El dique fue hecho sobre el paso del río Orituco en Guanapito, que era parte del viejo camino Altagracia de Orituco-Ocumare del Tuy, por la vía de Quere-Las Bestias-Las Bocainas  hacia Quiripital. La obra fue edificada para almacenar cuarentinueve millones de metros cúbicos de agua, en una superficie aproximada de trescientas cuarenta hectáreas. Al parecer, estaba previsto que alcanzaría su máxima cota en el transcurso de cuatro años; no obstante, las lluvias fueron copiosas en 1962, tanto que la represa llegó a su capacidad extrema en el lapso de tres días de ese mismo año, según noticias aportadas por el señor Julio Girón, el domingo 29 de mayo de 2016 y comentarios repetidos entre gracitanos.


La durabilidad de este embalse habría sido estimada en ochenta años de vida útil. Su construcción incluyó la del sistema de riego de igual nombre, con suficiencia para regar cuatro mil hectáreas; también la de la Planta de Tratamiento Chapaiguana, ubicada en el barrio Peña de Mota de Altagracia de Orituco, para surtir de agua potable a esta población, inicialmente; aunque, después de ser ampliada varios años más tarde, ha servido para surtir a San Rafael y Lezama. Estas obras fueron inauguradas en abril de 1963 por Rómulo Betancourt, quien era el Presidente de la República. Desde entonces, Guanape y parte de Guanapito quedaron cubiertos por las aguas del embalse recién construido; tuvieron el mismo destino final de la finca La Rubileña, de un puente metálico situado sobre el cauce de la quebrada Guanape, en la antigua vía Altagracia-Caracas, y de un “turnapul” que no fue posible sacarlo a tiempo.

 

5.- Dos problemas principales

Desde 1973 se habla públicamente de dos problemas principales que tiene la represa.  Uno, demostrado varias veces, es el de la contaminación ocasionada por el uso sin control de agroquímicos de baja, media y alta toxicidad, con efectos residuales como los clorados y fosforados, en las siembras realizadas al norte del embalse, los cuales le son vertidos con las aguas de lluvia y de riego junto con excrementos y otros desechos de humanos y animales domésticos desde vecindarios situados por allí en sus inmediaciones. El otro es el de la sedimentación causada por materiales trasladados por aguas de lluvias, procedentes de los cerros cercanos que fueron sometidos a talas indiscriminadas, cuyos suelos quedaron expuestos a la erosión por efecto de las precipitaciones. Este segundo problema pudo evidenciarse con estudios batimétricos efectuados en 1994, cuando la alcaldía orituquense era dirigida por el ciudadano Salomón Gómez Naranjo; además, en días más recientes, a propósito de la intensa sequía derivada del fenómeno climatológico El Niño, sucedido en el primer semestre del año 2016, cuando disminuyó significativamente su volumen de agua. Ambos problemas fueron expuestos por el autor de estas notas en un escrito publicado en dos ocasiones: la  primera, en las páginas 12 y 13 del diario La Prensa Nº 1070, que circuló en San Juan de los Morros el sábado 22 de agosto de 1987 y, la segunda, en la página A-10 del periódico el siglo Nº 5838, editado en Maracay el domingo 18 de marzo de 1990.

Con la idea de prolongarle la vida útil a esta obra hidráulica, amén de la preservación de la cuenca alta del río Orituco, ha sido propuesta en diversas ocasiones, ante distintas instancias con poder de decisión, la posibilidad de dragarla y de  extender el Parque Nacional Guatopo hasta la propia represa, sin que haya sucedido la receptividad esperada, lo que implica, entre otros casos, la prohibición absoluta de la permanencia humana en trabajos agrícolas y pecuarios en la porción territorial sujeta a los desalojos correspondientes. Sin embargo, debe decirse que, como resultado de una lucha vecinal tenaz e intensa, el Presidente de la República de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, declaró la creación de la Zona Protectora de la Cuenca Alta y Media del Río Orituco, mediante Decreto Nº 1652 de fecha 5 de junio de 1991 y, un año después, dictó el Plan de Ordenamiento y Reglamento de Uso de la Zona Protectora de la Cuenca Alta y Media del Río Orituco, por medio del Decreto Nº 2329 fechado el 5 de junio de 1992, de acuerdo con los cuales están permitidos los asentamientos humanos al norte de la represa, con la restricción de las actividades agrícolas y la prohibición de las pecuarias. Estos instrumentos jurídicos no han sido aplicados a la fecha de hoy, a pesar de su vigencia; aunque constituyen elementos legales que estimulan la posibilidad de enseñar a los vecinos a vivir en armonía con la naturaleza, sin dañar el ambiente, sin alterar el equilibrio ecológico, lo cual fue fundamento de un proyecto relacionado con la creación de un Núcleo de Desarrollo Endógeno (NUDE), integrado por los vecindarios Orocollal, El Banco de Guanape, Naranjal, Caramacate y otros, que, lamentablemente, quedó inconcluso.

 

6.- El aliviadero
 
Desaguar el embalse durante los períodos de lluvias, en los primeros años de su utilización, era un verdadero espectáculo muy atrayente, tanto que fue motivo de postales como las hechas por el fotógrafo italiano Icilio Stéfani. Esa espectacularidad la ocasionaba el torrente de agua que descendía a modo de cascada, deslizándose sobre la plataforma de concreto de más de ochenta metros de largo, hasta un gran tanque receptor muy amplio y profundo, de donde el caudal daba continuidad al curso del río Orituco.


Algunos jóvenes, sobre todo los buenos nadadores y más arriesgados, aprovechaban aquel volumen de agua que bajaba con fuerza para lanzarse por allí, sentados sobre gaveras plásticas y disfrutando el momento, tanto como el de bañarse en el tanque de más de diez metros de profundidad, donde era realmente un reto para los nadadores más diestros el hecho de atravesar el fuerte oleaje que ahí se formaba. Otros, menos audaces, evitaban usar aquel espacio porque no estaba acondicionado para bañistas inexpertos. Era una diversión juvenil muy riesgosa, que, curiosamente, nadie contrariaba ni controlaba.

 

7.- Piscicultura y recreación.
Dos obras más fueron hechas al sur inmediato de la presa Guanapito, tiempo después de haber sido inaugurada. Una fue la Sub-estación Piscícola Experimental, dedicada principalmente a la investigación científica de esta área animal, con la finalidad de incrementar su rendimiento como fuente sustentable de proteínas para el consumo humano, lo que ha servido, entre otros casos, para producir alevines de diferentes especies de agua dulce, como son, por ejemplo, las cachamas, los pavones y las mojarras, que luego son aportadas a productores interesados en la piscicultura, además de ser utilizadas para repoblar el propio embalse. La otra fue el Parque Recreacional Guanapito, adonde acuden personas de diversas edades con el objeto de aprovechar sanamente los días de descanso. Debe agregarse que la represa también ha sido útil muchas veces a los pescadores ocasionales y deportivos.
 

8.- Parque El Venado

Este fue solo un plan recreacional que incluía el parcelamiento de terrenos y la edificación de viviendas respectivas, en las inmediaciones de la quebrada Guanape, cuyas  aguas fueron útiles para la construcción de un balneario. Su ejecución plena fue frustrada por la construcción de la represa Guanapito, aunque ésta no inundaría los espacios del parque. Apenas quedó una casa modelo y la piscina, adonde iban excursionistas dominicales orituqueños aún en 1960.        

 

Altagracia de Orituco, junio de 2017.

FUENTES

 I.- Hemerográficas
 
“El dique de Guanapito”. Caminos. Director-Administrador: Cruz Fermín B. Año I – Nº 3. Altagracia de Orituco, 15 de marzo de 1958, p. 3.


“El tabaco Rubio: Base económica de Orituco”. Correo del Orituco. Director: Víctor Pérez Pérez. Año I - Nº 1. Altagracia de Orituco, segunda quincena de abril de 1968, pp. 4, 5.


LÓPEZ GARCÉS, Carlos A. “Guanapito: un embalse con dos problemas principales”.  La Prensa. Año III - Nº 1070. San Juan de los Morros, sábado 22 de agosto de 1987, pp. 12, 13. IBÍDEM: el siglo. Año XVII - Nº 5838. Maracay, domingo 18 de marzo de 1990, p. A-10.


II.- Informaciones orales

GIRÓN, Julio. Altagracia de Orituco, domingo 29 de mayo de 2016.


PEDRIQUEZ, Tulio. Altagracia de Orituco, domingo 11 de junio de 2017.


SOSA, Ramón. Altagracia de Orituco, jueves 7 de julio de 2016.


Construcción del embalse Guanapito. Foto: autor anónimo; colección de Ramón Alberto Mirabal Zapata (Beto); data quizás de 1960-1961

Vista parcial del embalse Guanapito. Al fondo: obsérvese el aliviadero y parte del dique. Nótese el nivel de descenso del agua como consecuencia de la intensa sequía ocasionada por el fenómeno natural El Niño. Foto: C.L.G., miércoles 20 de abril de 2016

La gráfica corresponde a la porción por donde desemboca la quebrada Guanape o El Banco en el embalse Guanapito. Nótese: restos del puente de hierro que estuvo sobre el cauce de esa quebrada en la antigua carretera hacia Caracas; el nivel de descenso del agua como consecuencia de la intensa sequía ocasionada por el fenómeno natural El Niño; la excesiva acumulación de sedimentos. Foto: C.L.G., miércoles 20 de abril de 2016

De izquierda a derecha: Carlos Ávila Arroyo, Carlos López Garcés y Oscar Itriago, de visita en la parte por donde desemboca la quebrada Guanape o El Banco en el embalse Guanapito, al lado de los restos de una especie de monumento de concreto, que fue hecho con fines publicitarios del Parque Recreacional El Venado, sito, aguas arriba, en las riberas de la quebrada precitada. Obsérvese: el nivel de descenso del agua como consecuencia de la intensa sequía ocasionada por el fenómeno climatológico El Niño y la excesiva acumulación de sedimentos. Foto: Omaira Aular, miércoles 20 de abril de 2016

Aliviadero del embalse Guanapito.
Foto: Andrés David Delgado

lunes, 24 de julio de 2017

LA COLONIA GUZMÁN BLANCO


Carlos A. López Garcés

Cronista de Orituco

 

 
Venezuela no había logrado superar significativamente la disminución de sus habitantes ni la decadencia de la agricultura, como efectos negativos de las guerras de Independencia y Federal, aún en los comienzos de la  octava década del siglo XIX, amén de las enfermedades que diezmaban la población. El gobierno presidido por el abogado y general Antonio Guzmán Blanco, a quien apodaban el Ilustre Americano,  se propuso ejecutar medidas que sirvieran para incrementar el número de pobladores en espacios rurales y, al mismo tiempo, aumentar la producción de las actividades agrícolas, con énfasis en el café, que dominaba la economía monoproductora venezolana de entonces,  para reforzar el mercado agro-exportador, del cual dependía un alto porcentaje de los ingresos hacendísticos nacionales.

 

1.- Ubicación y superficie

La Presidencia de la República, con aquellos objetivos y el asentamiento de inmigrantes europeos, creó dos colonias agrícolas en 1874. A una la llamaron Simón Bolívar y fue establecida en vecindades de Araira, al noreste de Guatire, estado Miranda, con una superficie de 22 kilómetros cuadrados. A la otra la denominaron Guzmán Blanco; quedó ubicada en la Serranía del Interior, jurisdicción de los actuales municipios José Tadeo Monagas del estado Guárico y Acevedo del estado Miranda, en el hoy Parque Nacional Guatopo, y circunvalada por los pueblos Altagracia de Orituco, Ocumare del Tuy, San Francisco de Yare, Santa Teresa del Tuy, Aragüita, Caucagua, Tapipa y San Francisco de Macaira, con una superficie de 555 kilómetros cuadrados, equivalentes a 55.500 hectáreas, según datos aportados por Federico Brito Figueroa, en el primer tomo de su obra Historia Económica y Social de Venezuela(1).

 

Noticias más recientes, publicadas en la revista Memorias de Venezuela, editada por el Centro Nacional de Historia, dependiente del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, indican que: “A la Colonia ‘Guzmán Blanco’ fueron destinados los terrenos situados, según mapa elaborado por Alfredo Jahn, en la vertiente Norte de la Cordillera del Interior, entre los morros de Mocapa y Apa, el pico Marasipano, la quebrada de Dos Brazos y la confluencia del Río Grande con Taguacita, en los linderos de los estados Miranda y Guárico…” y agregan que  la extensión fue de 14.605 hectáreas, de las cuales 11.087 (76 %) correspondían a la hoya del río Taguaza y las 3.518 (24 %) restantes a la del río Orituco(2).

 

2.-  Primeros inmigrantes

La colonia Guzmán Blanco comenzó con la incorporación de un grupo de 71 inmigrantes franceses en 1875, los cuales fueron asentados en El Lucero, lugar de la Serranía del Interior, en los límites de los estados Guárico y Miranda, donde el gobierno nacional había construido un galpón para alojarlos provisionalmente, luego de haberlos mantenido en Altagracia de Orituco, aposentados en viviendas cedidas por la municipalidad orituquense, desde cuando estaban recién llegados a Venezuela en noviembre de 1874 y por el lapso de un año, aproximadamente. Otro grupo formado por 30 españoles y 9 franceses llegó en abril de 1875, cuando los primeros colonos no estaban aún establecidos. Siete meses después, en noviembre de ese mismo año, arribaron a Altagracia de Orituco nuevos inmigrantes franceses, españoles e italianos(3).

 

3.- Constitución

La comunidad coloniera guzmanense estaba formada por los pueblos Taguacita y San Antonio, a los cuales se anexaban ocho vecindarios. En Taguacita asentaba la capital, por lo que servía de residencia a la Gobernación, Jefatura Civil, Juzgado y demás oficinas públicas de la colonia; le construían una capilla católica, una cárcel y un matadero público en 1881, cuando la poblaban italianos, españoles y venezolanos. En San Antonio había entonces una escuela para varones y hembras, más de cien casas distribuidas en calles, una plaza, cementerio, etcétera, y estaba habitado mayoritariamente por españoles. Los ocho vecindarios eran cultivados por venezolanos e inmigrantes franceses, italianos y españoles(4).  

 

4.- Población

El asentamiento de aquellos agricultores europeos contribuyó a un crecimiento demográfico muy significativo de la colonia Guzmán Blanco, cuya  población era aproximadamente de 1.500 habitantes en 1876, cuando estaba formada por campesinos venezolanos que ya residían allí con anterioridad, junto con inmigrantes recién llegados y otros nuevos pobladores que fueron seducidos por la presunción de un auge económico en el sector(5). Al parecer, esa población había disminuido a 953 personas en 1881, de las cuales 685 eran venezolanas y 268 extranjeras, representadas por españoles, franceses e italianos(6). Sin embargo, hubo un incremento poblacional en 1886, cuando había 1.599 habitantes, de los cuales 849 eran varones y 750 hembras, distribuidos en 352 casas(7). No obstante, Manuel Landaeta Rosales afirmó en un escrito periodístico precitado, con fecha en Altagracia de Orituco el 20 de febrero de 1881, que toda la colonia tenía entonces 2.500 pobladores y cerca de tres millones de plantas de café, algunos fundos de caña y grandes plantaciones de frutos menores, que abastecían a muchos pueblos y comarcas del Guárico(8).

 

5.- Producción

Las actividades agrícolas realizadas en la colonia Guzmán Blanco, a once años de su fundación, revelaban la importancia de su aporte para la economía regional y nacional. Un meritorio historiador venezolano reseñó en una obra suya, ya citada en este trabajo, que: “En 1886, la colonia Guzmán Blanco tenía 125 plantaciones de café, con 2.000.000 de matas y una producción de 500.000 kilogramos; 292 fanegadas de caña de azúcar, siete trapiches, dos molinos, dos trillas y siembras de granos y tubérculos vernáculos…”(9) Este mismo autor publicó, en su ya mencionada obra, un cuadro resumen de la realidad económica existente en 1886 en la comunidad agrícola que motiva este escrito(10), el cual está expuesto a continuación

 

 

COLONIA GUZMÁN BLANCO

AÑO1886

 
Distritos
 
Propietarios
 
Plantas de café
 
Tablones de caña
Tablones de yuca y de frutos menores
Taguacita
64
241.000
  7
59
San Antonio
30
  16.900
20
78
Guatopo
73
104.200
    118
67
Taguaza
23
  17.000
12
29
Agua Blanca
35
116.500
33
16
Bucaral
22
167.300
  3
13
Santa Cruz
54
490.400
  6
88
Santa Rosa
24
  80.000
21
14
El Lucero
55
691.000
47
67
San Lorenzo
37
149.200
25
59
Total
      417
   2.073.500
    292
           490

 

 

6.- Factores de éxodo

Los caminos internos de la colonia  habían aumentado y mejorado en 1881, a los cuales se sumaba el de dos metros de ancho que había sido abierto desde Caramacate hasta Santa Teresa del Tuy y la porción de carretera que surcaba los sembradíos(11). Sin embargo, la insuficiencia de vías de comunicación, el aislamiento, la escasez de incentivos gubernamentales, los pocos beneficios obtenidos, los perjuicios en el mercadeo del café por la disminución de los precios en el ámbito internacional, etcétera, fueron algunos de los factores que motivaron el éxodo de numerosos colonos europeos hacia pueblos vecinos, como Altagracia de Orituco, Ocumare del Tuy y Santa Teresa del Tuy, para dedicarse a actividades más rentables y menos riesgosas que la agricultura de plantación, sobre todo en los años 1888-1889 cuando la situación fue más crítica en la colonia Guzmán Blanco(12).

 

7.- Duración

Al principio, el vulgo identificaba este asentamiento campesino como la Colonia de los Franceses y después, sencillamente y todavía a mediados del siglo XX,  como La Colonia,  aunque el nombre original era Guzmán Blanco y lo conservó desde su fundación hasta 1890, cuando había disminuido considerablemente la influencia política guzmanista, tanto que a la colonia le cambiaron la denominación por la de Independencia, la cual mantuvo hasta 1904, cuando el general Cipriano Castro, Presidente de la República, decretó la eliminación de las colonias agrícolas nacionales(13).

 

La abolición de la colonia Guzmán Blanco no significó el despoblamiento absoluto de su territorio ni su desaprovechamiento agrícola. Allí permanecieron muchos campesinos hasta 1964, cuando el ejecutivo nacional comenzó a concretar los pagos por bienhechurías a los agricultores que habían desalojado la zona o debían abandonarla, desde el 31 de marzo de 1958 cuando fue decretada la creación del Parque Nacional Guatopo(14) por el gobierno que presidía el contralmirante Wolfgan Larrazabal Ugueto, con la noble finalidad de preservar la vegetación, la fauna silvestre y las fuentes hídricas, que estaban seriamente intervenidas por la acción devastadora de la agricultura de conucos.

 

8.- Consecuencias

Entre las consecuencias generadas por la colonia Guzmán Blanco es factible destacar las siguientes: una,  la reactivación de la agricultura en una región cuya economía estaba deprimida desde la guerra de Independencia, como lo era el Valle de Orituco, debido a la pérdida de las haciendas cacaoteras, las cuales predominaban en la economía orituqueña de tiempos hispano-colonialistas; dos, el aumento de la cantidad de habitantes en lugares cuya población había sido tradicionalmente escasa; tres, el resurgimiento de labores artesanales con la aplicación de nuevas tecnologías en pueblos circunvecinos y, por ende, el establecimiento de pequeñas industrias y talleres de artesanía con mano de obra y técnicas europea(15).

 

9.- Topónimos y apellidos

La tradición conserva muchos toponímicos de los tiempos de la colonia Guzmán Blanco; entre ellos están: Guatopo, El Lucero, Bucaral, Taguaza, Taguacita, Santa Cruz, Agua Blanca y La Colonia; este último, por sí mismo, sintetiza el recuerdo de lo que fue el proyecto poblador guzmanista. Por otra parte, varios de los apellidos de inmigrantes europeos asentados en la colonia Guzmán Blanco están diseminados en los pueblos del Orituco y de los Valles del Tuy, aun cuando en territorio orituqueño han predominado los de origen italiano, de los cuales es posible mencionar algunos: Chiano, Chiliberti, Gandolphi, Guglietta, Lentini, Liporachi, Lossi, Moretti, Néspoli, Pirrongelli, Polachini, Punchilupi, Secco, Zanotti, Zuliani(16). Llama la atención que los apellidos de procedencia francesa no se arraigaron a la tradición en Orituco, aunque los colonos de esa nacionalidad fueron más numerosos que los italianos y los españoles; sin embargo, debe decirse que el apellido Constant, de origen francés, logró enraizarse en Altagracia de Orituco.

 

Es justo resaltar que los inmigrantes europeos transmitieron a sus descendientes la vocación por el trabajo agrícola y artesanal. Un ejemplo fueron los hermanos Alejandro y Deogracias Constant Zuliani, quienes establecieron sendos talleres de artesanía en Altagracia de Orituco, donde ejecutaban labores de herrería, armería y mecánica en el transcurso del siglo XX.  Eran hijos de los esposos Francisco Nicolás Constant y Antonia Zuliani, ambos inmigrantes, casados en Venezuela(17).

  

REFERENCIAS Y NOTAS


(1) BRITO FIGUEROA: 1979, p. 298.

Observación. Un reputado cronista orituquense escribió que la jurisdicción territorial del distrito Altagracia del departamento Cedeño (actualmente, parroquia Altagracia de Orituco del municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico) fue desmembrada el 11 de septiembre de 1874 “…con la creación de la Colonia Guzmán Blanco, cuyo límite del sur fijado posteriormente llega hasta el vecindario de Caramacate, en la cabecera del río Orituco, parte de cuyo vecindario sirve hoy de límite por ese rumbo a esta jurisdicción”. (MACHADO: 2008, pp. 205, 206). 

 (2) Memorias de Venezuela. Nº 2. Caracas, marzo-abril de 2008,  p. 33.

(3) IBIDEM. CALZADILLA: 1999.

 

Observación. El escritor gracitano Pedro Rafael Arévalo afirmó lo siguiente: “Las tierras repartidas a las familias que constituyeron la Colonia [Guzmán Blanco] pertenecían al extenso latifundio que la nación otorgó al general [Carlos] Soublette, como haberes militares en la guerra de Independencia. Su viuda, doña Olalla, vendió a los Azcárate, de quien fue causahabiente don Felicio R. Girón, quien inició pleito contra los sucesores de los primitivos colonos, con un interdicto de amparo. El mencionado pleito duró cerca de cuarenta años, concluyendo al pagar el gobierno nacional, en tiempos de la dictadura del presidente Gómez, Bs. 100.000, a los herederos del señor Girón, fijando así un nuevo límite a la hacienda Conoropa o Caramacate”. (MACHADO: 2008, p. 206, nota  85)

 

(4) LANDAETA ROSALES. La Opinión Nacional. Año XIV – Mes III - Nº   3.517. Caracas, jueves 3 de marzo de 1881, p. 3. 
 

(5) Memorias de Venezuela. Nº 2. Caracas, marzo-abril de 2008,  p. 34.

 
(6) BRITO FIGUEROA: op. cit., p. 315.

 
(7) IBIDEM: p. 313.

 
(8) LANDAETA ROSALES. La Opinión Nacional. Año XIV – Mes III - Nº 3.517. Caracas, jueves 3 de marzo de 1881, p. 3. 

 
(9) BRITO FIGUEROA: op. cit., p. 298.

 
(10) IBIDEM: p. 299.
 

(11) LANDAETA ROSALES. La Opinión Nacional. Año XIV – Mes III - Nº 3.517. Caracas, jueves 3 de marzo de 1881, p. 3. 
 

(12) Memorias de Venezuela. Nº 2. Caracas, marzo-abril de 2008, p. 34.

 
(13) IBIDEM: pp. 34, 35.

 
(14) Gaceta Oficial de la República de Venezuela. Nº 25.624. Caracas, 31 de marzo de 1958, pp. 5, 6.

 (15) Memorias de Venezuela. Nº 2. Caracas, marzo-abril de 2008, p. 35.

 
(16) TORREALBA LOSSI: 1989, pp. 58, 88. CALZADILLA: op. cit.

 
(17) MARTÍNEZ. Topano. Año I - Nº 3. Altagracia de Orituco, julio de 1964, p. 2.

 
Observación. La fotografía que ilustra este escrito está tomada de esta misma fuente. Corresponde al señor Ángel Constant Zuliani en su taller de artesanía, ubicado en la calle José Martí, cruce con la Gil Pulido, de Altagracia de Orituco. La casa fue demolida y en su lugar fue construido un moderno edificio de cuatro plantas, propiedad del comerciante árabe Jorge Masri (Musiri).

 

FUENTES

 I.- Bibliográfica

 

BRITO FIGUEROA, Federico. Historia Económica y Social de Venezuela. Caracas, Ediciones de la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela, Colección Historia III, t. I, 1979.
 

MACHADO, Adolfo A. Recopilación de apuntaciones para la historia de Altagracia de Orituco hasta el siglo XIX. Caracas. Edición de la Alcaldía del Municipio José Tadeo Monagas del Estado Guárico, 2008.
 

TORREALBA LOSSI, Mario. Memorias de Pacífico Sereno. San Juan de los Morros. Fundación Guariqueña para la Cultura. Biblioteca de Temas y Autores Guariqueños. 1989.
 

II.- Hemerográficas

CALZADILLA ÁLVAREZ, Pedro. Discurso con motivo del III Encuentro de Naciones. Altagracia de Orituco, domingo 31 de octubre de 1999. (Hojas sueltas)

 

“Decreto Nº 122 por el cual se declara ‘Parque Nacional de Guatopo’ las cuencas hidrográficas de los ríos Lagartijo, Taguaza y Taguacita y sus respectivos tributarios, ubicados en jurisdicción de los Distritos Paz Castillo y Lander del Estado Miranda”.. Gaceta Oficial de la República de Venezuela. Nº 25.624. Caracas, 31 de marzo de 1958, pp. 5, 6. 

 

La Colonia ‘Guzmán Blanco’ o Colonia de los franceses. Breve historia del Parque Nacional Guatopo”. Memorias de Venezuela. Edición del Centro Nacional de Historia. Nº 2. Caracas, marzo-abril de 2008, pp. 33 a 35.

 

LANDAETA ROSALES, Manuel. “La colonia Guzmán Blanco”. La Opinión Nacional. Año XIV – Mes III – Nº 3.517. Caracas, jueves 3 de marzo de 1881, p. 3.

 

MARTÍNEZ, José Francisco. “Valores humanos del Orituco: Ángel Constant”. Topano. Año I - Nº 3. Altagracia de Orituco, julio de 1964, p. 2.