Carlos A. López Garcés
Cronista de Orituco
Párroco de Altagracia de Orituco desde el primer trimestre
de 1915, según una anotación hecha por él mismo en el libro de bautismos y otra
en el de matrimonios, ambos de ese año, que dice textualmente: “Nota.- Hoy cuatro de marzo de mil
novecientos quince tomé posesión de esta Parroquia y Vicaría de ‘Nuestra Señora
de Altagracia de Orituco’ y entré en ejercicio de dichos cargos. / Véase el
‘Libro de Gobierno’ / B. Rauseo”. Se mantuvo entre los altagracianos hasta
1928 en actividades sacerdotales y políticas. Fungió de Presidente del Concejo
Municipal del viejo distrito Monagas del estado Guárico en 1926, en cuya
condición firmó el acta de apertura del Libro de Registro de Defunciones del
antiguo municipio San Rafael de Orituco, correspondiente al año 1927, fechada
el 31 de diciembre de 1926.
El
abogado y cronista Pedro Natalio Arévalo, en su libro Calles, sitios y aleros de Altagracia de Orituco (2012, pp. 41,
42), aseveró que el padre Baldomero Rauseo era un oriental, presuntamente
nativo de Maturín (estado Monagas), que se desempeñaba como concejal a la fecha
del 6 de diciembre de 1917, cuando, junto con otros ediles, firmó el acuerdo
dictado por el Concejo Municipal del distrito Monagas mediante el cual este
órgano legislativo, en pleno, protestaba enérgicamente contra el contenido del
folleto Los pretendidos ejidos de
Altagracia, escrito por Manuel Landaeta Rosales, publicado en Caracas el 9
de noviembre de 1917 y en el cual negaba el derecho de propiedad que tiene
Altagracia de Orituco sobre las tierras concedidas por el rey de España a los
indígenas gracitanos, el 2 de agosto de 1714, con la intermediación del
Corregidor de esa comunidad, alférez don Martín Pellón y Palacio, que desde
entonces son la base territorial del pueblo mencionado.
Rauseo escribió el artículo “Breve historial”, impreso en la página 7 de la revista Luz y Vida, cuyo único número fue editado
en Altagracia de Orituco en octubre de 1927. El autor refiere en ese trabajo
periodístico la discutible hipótesis de la transformación de San Miguel del
Rosario en Altagracia de Orituco. Tuvo el don de ser un orador de discurso muy atractivo;
un ejemplo de esta virtud fue su disertación con motivo del centenario de la
Batalla de Ayacucho en 1924, expuesta en el Centro Concordia, otrora asociación
cultural altagraciense. Ejerció el sacerdocio en Guarenas, estado Miranda,
donde cumplió importantes actividades educativas para niñas. Fue designado
Vicario de Ocumare del Tuy en 1935, por disposición del Arzobispo de Caracas,
monseñor Rincón González. Murió en
Caracas, el 28 de abril de 1950.
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