Carlos A. López Garcés
En esta edificación contigua al antiguo Cine Libertad funcionó la Emisora
La Voz de Orituco puede considerarse
como la pionera de la “radiodifusión” altagraciana. Fue inaugurada el 16 de
julio de 1948; por esto el día de la celebración católica en honor a la Vírgen
del Carmen coincidía con el aniversario de la iniciación de esta emisora, cuyo
dueño agradecido lo festejaba con programas populares que incluían: carreras en
saco, con huevos en cucharas, de bicicletas y para atrapar cintas; piñatas;
rebatiñas de centavos y de caramelos; presentaciones de músicos, cantantes y
negros de plaza… y no faltaban los fuegos artificiales. Sus actividades
comenzaron en una casa ubicada en la esquina sur-oeste del cruce de las calles
Adolfo Chataing y Chapaiguana, a una cuadra hacia el sur de la iglesia de
Altagracia; luego fue instalada en la segunda planta de un local moderno (con
cuatro altoparlantes en su platabanda), situado en la parte oeste de la misma
calle Chapaiguana, a cincuenta metros hacia el sur del templo y de la plaza
Bolívar. Tanto el primer local como el segundo pertenecían también al dueño de
aquella emisora, quien se divertía mucho cuando algunos incautos le
manifestaban su fracaso al intentar sintonizarla en radiorreceptores, lo que
era imposible porque carecía de la planta transmisora correspondiente; sin
embargo, don Guillermo se empeñaba en identificarla con las siglas YV-4-RQ
YV-4-LM, a lo que le agregaba una cantidad imaginaria de kilociclos y
megaciclos para expresar la idea de potencia irradiada.
La Voz de Orituco trabajaba de modo
semejante a las radioemisoras comerciales del país. Sus labores ordinarias
principiaban y concluían con el Himno Nacional de Venezuela; pero eran
efectuadas en dos turnos: de doce del día a dos de la tarde y de seis a nueve
pasado el mediodía; aunque las emisiones eran de “audición obligatoria”, debido
a las características de esta emisora. No obstante, la transmisión por algún
altavoz podía ser suspendida para evitar molestias a vecinos enfermos; además,
con ese horario no obstaculizaba actividades de las escuelas federales Ángel
Moreno, para varones, y Felipe Neri Sendrea, para hembras, adonde el alumnado
gracitano asistía de ocho a once y media de la mañana y de dos a cuatro y media
de la tarde. La emisora concluía su primera jornada con la marcha Adelante, lo que indicaba el comienzo
del segundo turno escolar.
Los
locutores debían cumplir guardias asignadas, eran empíricos que carecían del
certificado oficial equivalente y tenían un sueldo promedio aproximado de
cuarenta bolívares mensuales. La oportunidad es válida para recordar, entre
ellos, a Juan Vicente Mendoza Fernández, Sixto y José Coronil Gómez, Ildemaro
Arévalo León, Natalio y Rafael Vicente Arévalo González, Pablo Parada, José
Ramón López Garcés, Oswaldo Fuentes (El Musiú), César Domínguez Hernández,
Félix Landaeta y Mundo Rangel. Los tres últimos mencionados y Julio Girón
fueron auxiliares de audio.
Los
programas regulares de esta difusora orituqueña eran generalmente musicales;
pero muy variables. Todavía son recordados con satisfacción, por ejemplo, las
complacencias de peticiones, las actuaciones infantiles (realizadas los
domingos con el lema: “por la culturización del niño ante el micrófono”)
y las de aficionados como Domingo Ramón Belisario (El Trovador Guariqueño),
Juan Ramón Daniels y Juan José Tovar; era común, mediante la colocación de un
micrófono enfrente de un radio, la “retransmisión directa” de Panorama Universal, un noticiario de
mucha audiencia en Altagracia, cuya narración la hacia José Martínez Maiz por
la caraqueña Radiodifusora Venezuela;
además, dos programas especiales fueron bien acogidos por la población: uno fue
el concurso que consistía en adivinar quien era el Locutor Fantasma, hecho por
Juan Mendoza, Sixto Coronil Gómez y Natalio Arévalo, de ocho a nueve de la
noche, con la promesa de quinientos bolívares de premio para un ganador que
nunca hubo; el otro fue una comedia cuyo libreto lo adaptó Juan Mendoza, quien,
además, la protagonizó junto con Elvia Armas y fue transmitida dos veces por
semana, desde las doce del día hasta la una de la tarde. Hubo, asimismo,
programas eventuales o extraordinarios como el de música clásica llamado La Hora Azúl, que (a pesar del fastidio que
le causaba al señor Medardo Piñango) era
presentado a la una de la tarde y producido por Hiram Reinefeld Saldivia en sus
períodos de vacaciones estudiantiles universitarias, y como las narraciones de
ciertos entierros y de algunas procesiones en Semana Santa, hechas con tanta
solemnidad que, muchas veces, don Guillermo “convirtió” la iglesia gracitana en
catedral y al cura párroco en obispo.
La Voz de Orituco era un medio de
comunicación muy receptivo a las actividades culturales y deportivas efectuadas
por los gracitanos. Una muestra de esta afirmación fue el programa transmitido
el 12 de febrero de 1950 por estudiantes del liceo Ramón Buenahora, con motivo
del Día de la Juventud(1). Otro ejemplo está contenido en una información del
periódico Alborada(2) Nº 7,
correspondiente a la edición del 16 de abril de 1950 y redactada de la manera
siguiente:
“COPA
DE CAMPEONES / Le fue entregada el jueves pasado al club de voleibol ‘Titanes’
de esta ciudad; obsequio del Pbro. Dr. Rafael Chacín y que recibieron el
capitán del club, Víctor Soto y la bella madrina del equipo, señorita Lilia
Pérez. Igualmente fueron otorgados medallas y diplomas. El acto, al que asistió
numerosa y selecta concurrencia, tuvo lugar en los salones de la emisora ‘La
Voz de Orituco’; hubo recitación de Luis Pérez Guglieta, palabras de aliento y
fe deportiva en Oscar Martínez; entrega de diplomas; entrega de diplomas que
hizo el culto sport-man Larry Urban, Vice-presidente de la Junta de Deportes de
esta ciudad; imposición de medallas por la Sta. Olga Bello; entrega de la copa
y palabras de clausura, donde vimos desfilar la historia del deporte en Altagracia
a cargo del Pbro. Chacín, Presidente de la Junta, y para cerrar, las emocionadas
frases de agradecimiento del capitán del club ‘Titanes’.
La
concurrencia fue finalmente obsequiada. Larry Urban se encargó de sorprender
con su cámara fotográfica diversos momentos”.(3)
En
Altagracia de Orituco también era común oír entonces, a las seis de la tarde,
el campaneo proveniente del templo parroquial para indicar el momento de la oración,
que es una costumbre católica vieja aún practicada por las personas más
apegadas a esta religión. Cuando apenas habían cesado tales campanadas, el
dueño de aquella emisora activaba la difusión de algunos versos de un poema de
Andrés Bello, muy significativo y denominado La oración por todos (con semejanza a Víctor Hugo), el cual
comienza diciendo:
“Ve a rezar hija mía. Ya
es la hora
de la conciencia y del
pensar profundo:
cesó el trabajo
afanador, y al mundo
la sombra va a colgar su
pabellón;
sacude el polvo el árbol
del camino,
al soplo de la noche: y
en el suelto
manto de la sutil
neblina envuelto,
se ve temblar el viejo
torreón”.(4)
La Voz de Orituco obtenía ingresos
normales por la difusión de mensajes publicitarios, cuya tarifa era de cinco a
diez bolívares mensuales. Son recordadas todavía las publicidades de
cigarrillos Camell, Phillips Morris y Chesterfield, de Pepsi-Cola, del café
Guatopo distribuido por Sixto Orozco Jiménez, de cotufas Orituco, de lámparas
Aladino y de las tiendas La Gran Realización de Manuel Felipe Arévalo y La Incógnita
de Francisco J. Padrón.
No ha
sido posible establecer, con exactitud cronológica, cuando finalizaron las
actividades de esta emisora; sin embargo, algunas personas, Armando Valero
entre ellas, afirman que fue en el primer semestre de 1956 y el profesor
Rodulfo Pérez Guglieta asegura que ya no existía en el segundo semestre de ese
año, cuando él regresó a Altagracia de Orituco a ejercer su profesión en el
liceo Ramón Buenahora; pero el autor de este escrito recuerda que aún
funcionaba en 1955. La desaparición definitiva de esta emisora puede asociarse
con el surgimiento de Radio Orituco,
la cual fue inaugurada el 5 de julio de 1958 y cuyos copropietarios eran los
señores Manuel Torrealba y Miguel Pessil; este último actuaba como
Director-Gerente(5).
Como
un honor a la verdad debe decirse que La
Voz de Orituco no agradaba unánimemente a la comunidad altagraciana, porque
sus transmisiones incomodaban a varias personas, aun cuando era identificada
como “la voz amiga de todos”. No obstante, ella significaba una práctica
innovadora de la comunicación social en una localidad habitada, acaso, por algo
más de trece mil personas, reconocidas entre sí con tanta suficiencia que era
fácil la divulgación interpersonal de comentarios pueblerinos, lo que
contrariaba principios muy elementales de la publicidad mediante el uso de
altavoces, pues era conocido ampliamente lo relacionado con el dueño, el ramo
mercantil y la dirección de distintas casas comerciales existentes en la
comunidad. Puede afirmarse que la inversión hecha para el mantenimiento de
aquella emisora era muy alta, con respecto a los ingresos por motivos de
publicidad que eran escasos, y esto influyó en la eliminación de sus servicios(6).
REFERENCIAS Y NOTAS
(1) LORETO LORETO: 1961; p. 298.
(2) Alborada era
un quincenario que circulaba entonces en Altagracia de Orituco, con la
dirección del profesor buenahorista Blas Loreto Loreto.
(3) LORETO LORETO: op.
cit.; pp. 300, 301.
(4) BARNOLA: 1964; p. 32.
(5) Caminos.
Nº 20; p. 4.
(6) Este trabajo es copia textual del que fue publicado en
el diario el siglo de Maracay, en
1991.
FUENTES
I.-
Bibliográficas
BARNOLA,
Pedro P. Las cien mejores poesías
líricas venezolanas. Barcelona. Publicaciones
Reunidas S.A.; quinta edición. 1964.
LORETO
LORETO, Blas. Alborada, pie de luz para
medio siglo. Caracas. Ediciones
Paraguachoa S.A. 1961.
II.-
Hemerográficas
“Inauguración de la Radio Orituco”. Caminos. Director: Cruz Fermín Boada. Nº
20 – Año I. Altagracia de Orituco,
tercera semana de julio de 1958, p. 4.
III.-
Noticias orales suministradas en Altagracia de Orituco por las
siguientes personas:
ARÉVALO,
Rafael Vicente.
BELISARIO,
Domingo Ramón.
DALIS,
Pedro.
D’SUZE
GARCÍA, Luis.
GIRÓN,
Julio.
HURTADO
VELÁZQUEZ, María.
LÓPEZ
GARCÉS, Luis E.
MENDOZA
FERNÁNDEZ, Juan Vicente.
PAREDES,
Dimas.
PÉREZ
GUGLIETA, Rodulfo.
RANGEL,
Mundo.
REINEFELD
SALDIVIA, Hiram.
VALERO,
Armando.