1.- Ubicación
Guanape
y Guanapito fueron voces que sirvieron en Orituco, desde tiempos coloniales
hasta mediados del siglo XX, para identificar a dos sitios ubicados en las
inmediaciones de la quebrada que les dio nombre, cerca de su desembocadura en
el río Orituco, a siete kilómetros (7 Km), aproximadamente, al noroeste de
Altagracia, municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico.
Guanape
lindaba por el suroeste con Guanapito y por el noroeste con la finca La
Rubileña. La agricultura fue siempre la actividad predominante en esos lugares;
pero el uso de la tierra cambió con la construcción del embalse Guanapito. Sin
embargo, los vocablos perduran: Guanape en la quebrada de donde
derivó la identidad del lugar y en el caserío El Banco de Guanape, situado al norte de la presa
mencionada y a orillas de ese riachuelo; Guanapito permanece en el de la represa,
en el de un parque recreacional, en el de una subestación experimental
piscícola, dependiente del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas
(INIA), y en el de un ánima milagrosa
en las cercanías más inmediatas al sur del mismo embalse.
2.- Topónimo
Varios
autores emitieron opiniones coincidentes con respecto al origen y significación
del vocablo Guanape.
Uno
fue el lexicógrafo tocuyano Lisandro Alvarado (1858-1929), quien, en su libro Glosario de voces indígenas (2008, p.
222), lo definió como el nombre de un “Pez
de río de unos dos palmos de largo, rosado hacia el dorso, con líneas de
manchas doradas longitudinales en los costados…”
Otro, el historiador Telasco Mac Pherson (¿?-1896),
cuando, en su obra Diccionario
histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda (1973 y
1988, p. 265), citó al escritor Arístides Rojas (1826-1894) para reiterar que
la etimología de “…Guanape se deriva de Huanapo ó Huanapur que significa heredad
de campo…” Y agregó de seguidas que “…Entre los Cumanagotos, equivale al
vocablo haitiano conuco: heredad de la
yuca, heredad de campo, labranza…”
También
el lingüista don Tulio Chiossone (1905-2001) se ocupó del término al escribir, en
su Diccionario toponímico de Venezuela (1992,
p. 188), lo siguiente: Lisandro Alvarado, refiriéndose solo al sitio orituqueño
“…dice que el nombre Guanape proviene del cumanagoto guanapu, que quiere decir ‘dehesa’, ‘hato’ […] Según Tavera Acosta,
Guanape en dialecto gabarana quiere
decir ‘llanura’; y en dialecto mapoyo ‘yerba’. Aunque resulta difícil precisar
a cual dialecto pertenece, se observa cierta unidad del significado entre
‘dehesa’ (cumanagoto), ‘llanura’ (gabarana) y ‘yerba’ (mapoyo). El doctor
[Julio César] Salas también dice que Guanape en dialectos mapoyo y gabarana del
Orinoco significa yerba, yerbazal. Juan Ernesto Montenegro […] dice que guanapo en cumanagoto es: ‘finca,
labranza, sembradío, conuco. También se dice guanapur’. Por lo apuntado
anteriormente, los significados en las diversas lenguas tienen su
correspondencia…”
Por
su parte, el docente y vocabulista Oldman Botello (1947), en su Toponimia indígena de Aragua (1990, p.
51), resumió el caso diciendo que Guanape es “Nombre de pez de río; también guanapo
es labranza, conuco, en cumanagoto…”
Es pertinente añadir que Guanapito es, sin dudas, el diminutivo castellanizado de Guanape, acerca del cual el profesor
Lorenzo Aquiles Reyes Chapellín (1930), en su libro Laonemia (2008, pp. 83, 302), sin mencionar la fuente y a manera de
preámbulo de una leyenda, reseñó que: “Guanapito
es el nombre de un pequeño saurio de unos 15 cm de largo en su etapa adulta, con
el cuerpo amarillo y listas negras longitudinales. Es muy abundante en la
región orituquense. Guanapito es también el nombre que los guaiqueríes,
primitivos habitantes de este territorio, le dieron a un río que lleva sus
aguas al río Orituco”. Esta aseveración fue ratificada por su autor el
lunes 13 de junio de 2016, cuando agregó que el antiguo río Guanapito es
actualmente una quebrada que desemboca en la margen izquierda del río Orituco.
A esta afirmación se agregan dos versiones dadas por dos septuagenarios
orituqueños: una, la del señor Ciro Utrera, nativo y ex residente de Guanape,
quien aseguró, el lunes 20 de junio de 2016, que la quebrada Guanapito es
afluente del río Orituco; otra, la del señor Julio Girón, conocedor de esos
lugares, quien dijo, el martes 21 de junio de 2016, que, anteriormente, también
llamaban Guanapito a la quebrada de Guanape, la misma que ahora es más conocida
como quebrada de El Banco. No obstante, conviene advertir que, hasta el momento
de redactar este trabajo, no ha sido posible confirmar, mediante otras fuentes,
el uso del vocablo guanapito para denominar algún reptil, río o quebrada en tierras orituquenses.
3.- Datos
interesantes
Guanape
y Guanapito fueron lugares de haciendas durante la segunda mitad del siglo
XVIII y en la primera década del XIX, cuando los pobladores eran escasos y las
trabajaban con mano de obra esclava, como está ilustrado, a modo de ejemplo, en
el cuadro que sigue a este párrafo, de acuerdo con las matrículas parroquiales
de los años indicados, correspondientes al pueblo de Nuestra Señora de
Altagracia de Orituco:
|
H A B I T A N T E S P O R
A Ñ O
|
|
POBLACIÓN TOTAL
|
ESCLAVOS
|
Sitio
|
Casa y hacienda
|
1764
|
1767
|
1769
|
1772
|
1764
|
1767
|
1769
|
1772
|
Guanape
|
Don Tomás
Joseph Ramírez
|
22
|
17
|
17
|
19
|
11
|
6
|
9
|
8
|
|
Don
Francisco Javier Ramírez
|
30
|
17
|
19
|
16
|
27
|
17
|
17
|
16
|
Total
|
|
52
|
34
|
36
|
35
|
38
|
23
|
26
|
24
|
Guanapito
|
Don Juan
Calixto Banders
|
6
|
18
|
17
|
18
|
3
|
15
|
9
|
9
|
|
C. Don
Juan Dionisio Ruiz
|
|
9
|
9
|
15
|
|
3
|
2
|
6
|
|
C. Esteban
Feliciano García
|
7
|
7
|
9
|
6
|
|
|
|
|
|
C. Joseph
Francisco de la Motta
|
5
|
|
4
|
|
|
|
|
|
|
C. Doña
Juana Petronila Banders
|
5
|
5
|
3
|
3
|
|
|
|
|
|
C. María
Josepha Mirabal
|
7
|
7
|
7
|
11
|
|
|
|
|
|
C. Juan
Matías Ortuño
|
4
|
4
|
7
|
7
|
|
|
|
|
|
C.
Prudencio del Barrio
|
5
|
|
|
|
|
|
|
|
|
C. Don
Diego Antonio Sotomayor
|
2
|
|
|
9
|
|
|
|
|
|
C. Nicolás
Joseph Banders
|
7
|
8
|
|
|
|
|
|
|
Total
|
|
48
|
58
|
56
|
69
|
3
|
18
|
11
|
15
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Es oportuno
agregar a las informaciones precedentes lo expuesto a continuación: Don Juan
Ramírez de Salazar afirmó, al momento de hacer su testamento en 1760, que tenía
una hacienda de caña en el sitio de Guanape, donde don Tomás Joseph Ramírez también
poseía 3 esclavos en 1791 y un cacaotal de veinte mil plantas en agosto de
1793, que su viuda, doña Juana María Sarmiento Valladares, aún mantenía con un poco
más de cuatro mil plantas en diciembre de 1804 y don Andrés Ramírez era dueño
de un cañamelar en mayo de 1794. Asimismo, debe decirse que: Doña Dionisia
Josefa Urbina tenía alrededor de cien árboles de cacao frutales y cuatrocientas
matas de plátano en julio de 1791 en Guanapito, donde estaba la hacienda
heredada desde 1796 por los hermanos don
Julián, don Leandro y doña Bernarda Cabrera, la cual tenía un mil seiscientas
plantas de cacao en septiembre de 1804 y en noviembre de este mismo año había
otro cacaotal con casi cuatro mil árboles,
cuyo propietario era don Juan Dionisio Ruiz.
Telasco Mac Pherson, en su obra
precitada, que fue hecha pública en 1891, definió a Guanape y Guanapito como
caseríos pertenecientes a Altagracia de Orituco, con 33 casas y 248 habitantes
en el primero y 15 viviendas y 123 pobladores en el segundo. Habrían surgido
dentro de propiedades particulares dedicadas a las actividades agrícolas,
fundamentalmente, que aún conservaban esa vieja tradición económica en la
quinta década del siglo XX, cuando, las siembras de maíz y de tomate de la
hacienda Guanapito, y de otras fincas orituqueñas fueron arrasadas
por la extraordinaria creciente del río Orituco, sucedida el 20 de octubre de
1950, según noticias publicadas en el periódico gracitano Alborada Nº 17, que dirigía el educador calaboceño Blas Loreto
Loreto.
Guanapito
era una hacienda productora de caña dulce y de maíz en la sexta década de la
centuria veinte, cuando allí habitaban cinco o seis familias; en ella había un
trapiche para la molienda de caña y el aprovechamiento de sus derivados; su
último propietario fue el señor Pedro Vilachá.
La
población de Guanape era más numerosa en esos tiempos, quizás sobrepasaba las
100 familias, entre cuyos apellidos primordiales estaban: Ramírez, Rondón,
Jaramillo, Utrera, Hernández, Bravo, Seco, Nares, Reyes y otros, cuyos miembros
dependían económicamente de la agricultura y la cría; resaltaba el beneficio
sabatino de cerdos y reses, así como la trilla de café y la tienda del señor
Jesús María Hernández, quien mantenía relaciones comerciales con pequeños
productores cafetaleros de Caramacate, El Tiamo, Guatopo, Tinapuín o Tunapui,
El Roble y otros sitios circunvecinos, por lo que el caserío era una especie de
centro comercial en aquel amplio espacio de agro-producción. En Guanape había escuela,
dispensario, comisaría, capilla católica y alumbrado público de seis de la
tarde a nueve de la noche, gracias a la planta hidroeléctrica de la hacienda La
Rubileña, ubicada en las proximidades del vecindario, que era encendida
entonces por el señor Pedro Utrera; además, había una bodega muy conocida, propiedad
del señor Julio Bravo, sita en la entrada del poblado y a la orilla de la
carretera Altagracia de Orituco-Caracas, que era famosa por ser una especie de
parada de autobús donde los viajeros esperaban el transporte de la empresa La
Flor de Orituco (perteneciente al señor José Rafael “Catire” Álvarez),
con destino a los Valles del Tuy, a la capital de la República o sitios
intermediarios y viceversa; era común ver algunos pasajeros abordando el
vehículo junto con sus equipajes respectivos, los cuales podían consistir en
maletas, busacas, racimos de topocho o de cambur, gallinas u otras aves
domésticas, sacos llenos de verduras, camas, colchones, etcétera; por esto el
colector debía tener mucha paciencia para acomodarlos en la parrilla colocada
sobre el techo del autobús, que luego tapaba con un encerado protector y
aseguraba bien con un mecate. Aquella bodega fue transformada después en un
botiquín, sin que perdiera su uso como parada de autobús.
Ambos
vecindarios se mantuvieron como tales hasta que ocurrió el desalojo de sus
habitantes por causas de utilidad pública hacia 1958. El señor Domingo García
fue el último en abandonar Guanape… Esos espacios, junto con los de la hacienda
La Rubileña, los requirieron para la construcción del embalse Guanapito, cuyos trabajos
fueron ejecutados de 1959 a 1962, mediante la coordinación del Ministerio de
Obras Públicas. El dique fue hecho sobre el paso del río Orituco en Guanapito,
que era parte del viejo camino Altagracia de Orituco-Ocumare del Tuy, por la
vía de Quere hacia Quiripital; de allí proviene el nombre del embalse. Al
parecer, estaba previsto que las aguas de esta obra alcanzarían su máxima cota
en el transcurso de cuatro años; no obstante, las lluvias fueron copiosas en
1962, tanto que la represa llegó a su capacidad extrema en el lapso de tres
días de ese mismo año, según noticias aportadas por el señor Julio Girón. La
obra fue inaugurada en abril de 1963 por Rómulo Betancourt, quien era el Presidente
de la República. Desde entonces, Guanape y parte de Guanapito quedaron
cubiertos por las aguas del embalse recién construido; tuvieron el mismo
destino final de la finca La Rubileña y de un puente metálico situado sobre el
cauce de la quebrada Guanape, en la vía Altagracia-Caracas.
Algunos
ex pobladores de esos vecindarios desaparecidos se reubicaron en Altagracia de
Orituco, otros en Orocollal y en el Banco de Guanape. Varios de ellos
recordaban con frecuencia un antiguo comentario que circulaba entre los
guanapenses, según el cual lo ocurrido era consecuencia de la predicción de un
cura, quien había vaticinado que Guanape desaparecería cubierto por las aguas,
porque dos hombres le apedrearon la capilla que construyó en el caserío.
Altagracia de Orituco, junio de 2016.
FUENTES
1.- Documentales
ARCHIVO
ARQUIODIOCESANO. Caracas, municipio Libertador.
Matrículas de Altagracia de Orituco.
Sección: Matrículas parroquiales. Carpeta Nº 37.
Años 1764-1791.
2.- Bibliográficas
ALVARADO,
Lisandro. Glosario de voces indígenas.
Caracas. Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A., 2008.
BOTELLO,
Oldman. Toponimia indígena de Aragua.
Maracay. Publicaciones del Concejo del Municipio Girardot. Oficina del Cronista
de la Ciudad. Primera edición, 1990.
CHIOSSONE,
Tulio. Diccionario toponímico de
Venezuela. Caracas. Monte Ávila Editores. Colección Manuales. Primera
edición, 1992.
LÓPEZ
GARCÉS, Carlos A. Tiempos coloniales de
Altagracia de Orituco (1694-1810). Altagracia de Orituco. Edición de la
Alcaldía del Municipio José Tadeo Monagas del estado Guárico. 2005.
LORETO
LORETO, Blas. Alborada, pie de luz para
medio siglo. Altagracia de Orituco. Edición de la Alcaldía del Municipio
José Tadeo Monagas del estado Guárico. 2009.
MAC PHERSON,
Telasco. Diccionario histórico,
geográfico, estadístico y biográfico del estado Miranda. Presentación: Dr.
Arnoldo Arocha Vargas. Los Teques. Edición facsimilar de la Gobernación del
Estado Miranda. 1973.
REYES,
Lorenzo Aquiles. Laonemia. Caracas.
Ministerio del Poder Popular para la Cultura. Fundación Editorial el perro y la
rana. 2008.
3- Información oral
GIRÓN, Julio.
Altagracia de Orituco, domingo 29 de mayo de 2016; martes 21 de junio de 2016.
REYES
CHAPELLÍN, Lorenzo Aquiles. Altagracia de Orituco, lunes 13 de junio de 2016.
UTRERA,
Ciro. Altagracia de Orituco, lunes 20 de junio de 2016.
UTRERA,
Francisco. Altagracia de Orituco, jueves 12 de mayo de 2016