UN COMBATE EN ORITUCO DE
1814
Carlos
A. López Garcés
Cronista
de Altagracia de Orituco
San Francisco Javier de
Lezama es un pueblo que data de los tiempos de la hegemonía colonial española,
con trescientos veinticinco años de existencia; está ubicado en el extremo
nor-oriental del estado Guárico, a orillas del río Orituco, en cuya
jurisdicción ocurrió la llamada Batalla
de Lezama durante la Guerra de Independencia y de la cual se cumplirán
doscientos años el 14 de marzo de 2014.
Pocas son las informaciones
conocidas acerca de aquel conmovedor encuentro bélico, que es de especial
interés historiográfico para las localidades orituqueñas; sin embargo, esas
mismas noticias, aunque contienen ciertas contradicciones, son suficientes para concretar la posibilidad de un acercamiento a
esa acción libertadora.
Las fuerzas realistas
dirigidas aterradoramente por el general José Tomás Boves, representadas en Orituco por el coronel Francisco Rosette,
había motivado a los patriotas orituquenses para abandonar sus comunidades
desde mediados de enero de 1814. El territorio orituqueño le sirvió a los
bovistas como centro de operaciones, desde donde invadieron los valles del Tuy.
No obstante, su organización era conocida por el ejército de los independentistas
orientales comandados por el general en jefe Santiago Mariño, quien marchaba
hacia el centro de Venezuela en auxilio de las tropas dirigidas por Simón
Bolívar, que enfrentaban desventajosas a las de Boves.
Mariño había dispuesto que el primer batallón de línea de Cumaná, con el
escuadrón número 6, a las órdenes del coronel Mayor General Juan Manuel Valdés,
le hiciera seguimiento cercano a las milicias enemigas, con el fin de procurar
la liberación de los pueblos de Orituco, lo que permitió avanzar hasta Lezama,
donde, el 14 de marzo, combatieron exitosamente contra los defensores del rey
que custodiaban los pueblos orituqueños. Las fuerzas republicanas habrían avanzado
por el camino que enlazaba a Chaguaramas con Orituco; se enfrentaron a las
defensas realistas a legua y media de Lezama, acaso en el sitio de San Andrés o
en sus cercanías; este lugar aún perdura y está ubicado justamente a esa
distancia y al sur de aquel pueblo.
Las características del
terreno no permitieron formar la línea de batalla; por esto fue escasa, pero suficiente, la cantidad
de soldados patriotas, formada por algunos carabineros y la compañía de
granaderos, para derrotar en hora y media a los realistas, cuyas pérdidas
arrojaron un saldo de más de cien cadáveres en el lugar de combate, un gran
número de heridos, varios prisioneros, algunas armas, una caja de guerra y la
fuga de los restantes.
No hay datos confiables acerca
de supuestas bajas en el bando republicano; tampoco los hay sobre la identidad del jefe realista
que comandaba las tropas derrotadas. Algunos mencionaron equivocadamente a
Sebastián de la Calzada, porque, para el momento de la Batalla de Lezama, este realista ejecutaba el sitio de la ciudad de
San Carlos, entre el 12 y el 17 de marzo de aquel año. Otros señalaron a
Francisco Rosete, lo cual está en duda, pues este personaje cumplía la misión
de atacar a los valles del Tuy, que le había asignado su máximo jefe, el
general José Tomás Boves.
La Batalla de Lezama habría significado un triunfo alentador para las
fuerzas patriotas en aquellos días terribles de la Guerra a Muerte, cuando las
tropas realistas comandadas por el general José Tomás Boves dominaban sin
piedad el escenario bélico. El
entusiasmo causado por aquel
triunfo fue de poca duración, porque los partidarios del rey reconquistaron los
pueblos de Orituco, motivados por la victoria de Boves en La Puerta, el 15 de
junio de 1814.
Es pertinente decir que en
este trabajo es utilizada la denominación Batalla
de Lezama porque así está identificada esta acción militar en uno de los
monolitos construidos en homenaje a los próceres de la independencia
venezolana, ubicados frente al Fuerte Tiuna, en Caracas. No obstante, debe
aclararse que algunas personas prefieren hablar de Combate de Lezama, quizás apelando a una diferencia sustantiva,
según la cual lo acontecido entonces no fue una “serie de combates”, que por definición académica es característico
de una batalla, amén de otros factores, sino un combate solamente. Esta
apreciación parece tener fundamento, máxime cuando, con fecha en Orituco del 20
de marzo de 1814, Ramón Machado, Secretario de Guerra a la orden del patriota
coronel Valdés, escribió lo siguiente refiriéndose a aquel suceso heroico: “No entraron en la acción por nuestra parte
más que algunos carabineros y la compañía de granaderos, por no permitir la
localidad del terreno formar la línea de batalla…”(1)
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(1)
Extracto de la ponencia “Algunas noticias de
interés para estudiar la Batalla de Lezama”, expuesta en el IX Encuentro de
Cronistas, Historiadores e Investigadores, celebrado en Ortiz el sábado 24 de
agosto de 2013.
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